MI DECISION II

Capítulo 34

Capítulo 34

La desvistió lentamente... No tenían prisa de ningún tipo...

Con ojos cerrados, María disfrutaba de su roce... Sus besos... Sus caricias...

Lo vio completamente desnudo junto a la cama y lo llamó...

M: ven...

Una vez más, toda su anatomía fue tendiéndose encima de ella...

La forma en que le besó la boca fue arrebatada... Sus dedos se perdieron en el cabello negro de su esposa... Largo y bien cuidado...

Sus labios rodaron hacia el cuello... A su entera disposición... Lamió el lugar en donde le latía el pulso, ya algo alterado por cierto...

Su mano libre, buscó uno de sus senos... Bastante sensibles... Y los labios hambrientos bajaron por uno de sus hombros y se quedaron a besarle los pechos...

María se agarró al cabello de Esteban... Era eso o la piel de sus hombros o espalda y no quería arañarlo...

No pudo evitar arquearse cuando le capturó un pezón entre los labios... Menos cuando lo absorbió con suavidad...

Él jadeó contra un seno de su mujer... Y ella gemía por el intenso placer... La molestia mezclada con el placer...

Lo mismo experimentó cuando se cambió al otro pecho, envolvió el pezón con la boca... Para también lamerlo...

Se mantuvo ahí varios segundos... En los que María se contuvo para no gritar del intenso placer...

Entonces, con ternura, los labios de Esteban viajaron al vientre donde sus hijos habían sido gestados y ahora yacía el sexto San Román...

Dejó un reguero de besos... Hasta que siguió el camino descendente...

M: Esteban...

Ella sabía lo que iba a hacer... Lo conocía...

Y sí, lo vio abrirle las piernas, ubicarse entre ellas y empezar a besarle la unión de los muslos...

Primero con detenimiento... Pero luego parecía querer devorarla...

María tuvo que acallar sus jadeos... Aunque el placer fuera insoportable... Sentía corrientes de electricidad en su interior... Todo gracias a el placer...

Y es que Esteban era diestro en aquello... Sabía cómo besar, cómo acariciar... Movimientos atinados... Precisos... Y que la estaban llevando a un camino sin retorno...

Qué sensación más placentera... Solo había que decidir a quién causaba más deleite... ¿él o ella...?

Una convulsión detrás de otra... María San Román había perdido la cordura en aquel instante...

Temblaba cuando lo sintió en su vientre otra vez... Sus caderas... Sus piernas... No dejaba de besarla... Ni ella de gozar...

Y mientras ellos disfrutaban de las mieles del amor y la pasión, en los medios de prensa se fabricaban los artículos y reportajes de la noticia del año.

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