Capítulo 51

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Capítulo 51

Esteban reaccionó unos segundos después...

E: ¿te sientes mal...?

No y sí... ¿cómo podía explicarle eso? Se dijo María...

Pero era su marido y si no se lo decía a él, ¿a quién más se lo iba q contar...?

M: no es dolor... Pero sí una molestia... En toda la zona pélvica...

Esteban se sintió peor que un zapato, no se fijó con qué fuerza la apretujó... Cegado por la pasión...

E: perdóname... Fui un bruto... (Ahora la abrazó con mucha delicadeza)

M: no fuiste tú... Me siento así desde la cesárea...

E: ¿qué te dijo el médico...?

M: es normal... No es igual que un parto normal... Y cuando fue la de Mía... Tú y yo nos peleamos...

Claro, habían pasado más días para que ellos retomaran su vida sexual...

M: no pienses que no quiero estar contigo...

E: eso es lo que necesito saber... Si después de 6 hijos y 20 años de casados, días, noches, madrugadas, incontables horas de pasión, ¿quieres seguir entregándote a mí...?

M: tonto... (Viéndolo que empezaba a reír)

E: mi amor, te estoy hablando en serio...

M: claro que no... Sabes cuánto te amo y te deseo... Cuando volvamos, iré al doctor...

E: no es necesario, si dices que hay que esperar, esperaremos...

M: quiero estar bien para ti, pero sobre todo para mí...

E: esa actitud me gusta... ¿puedes complacerme en algo...?

M: en lo que tú quieras...

Tal era la confianza de María que no pensó para responder...

E: bañémonos juntos... Solo eso...

M: sí...

Y entraron juntos a la ducha... Desde antes del parto que no lo hacían...

Era otro tipo de intimidad que estaban por compartir en esa noche...

Estar solos, desnudos y en un espacio algo reducido...

E: tú sabes cuánto te amo, ¿no es así...? (Tomándole el rostro en sus manos)

M: sí... Tal cual tú sabes cómo es grande mi amor por ti...


"Nunca se esqueça, nem um segundo

Que eu tenho o amor maior do mundo

Como é grande o meu amor por você..."


No tenía la mejor voz para cantar, pero sí una excelente pronunciación, Esteban era bueno para los idiomas... Sí, también con eso...

El agua tibia les estaba relajando los músculos, les redujo cierta fatiga con la que llegaron... Y los hacía mantenerse cerca...

Se besaban con detenimiento... Sin pensar en el tiempo... Ni en el espacio...

El abrazo era uno reconfortante... Las manos de María en su cuello eran lo mejor... Mientras que las de él se habían quedado en su espalda baja...

MI DECISION IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora