MI DECISION II

Capítulo 44

Capítulo 44

Además de celos, lo que María sentía era coraje. Porque Esteban le hubiera permitido a esa mujer pisar su casa, bueno, casa por los próximos 3 años...

E: María, ya ella se va...

Y quizás fueron ideas de la Primera Dama, pero vio una sonrisa burlona de aquella mujer al oírla, pero al verla su rostro cambió, claro que había notado su embarazo en el tercer trimestre.

M: nunca tuve la oportunidad de decirte lo que te merecías.

E: no es necesario. Ya se va.

M: muchas veces intentaste causarme problemas con Esteban, incluso a mis hijos, pero nunca lo lograste, fuiste una malagradecida con mi marido, te dio toda su confianza y lo traicionaste aliándote con Servando Maldonado.

E: María ya. Por favor vete. (A aquella mujer)

M: no vuelvas a poner un pie aquí.

El matrimonio San Román la vio irse...

Y ahora sí, sería el turno del Presidente.

M: no puedo creer que hayas aceptado tener contacto con esa mujer.

E: mi amor, hablas como si hubiera pasado algo entre nosotros.

M: ella estaba obsesionada contigo, además, se te olvida todo lo que nos hizo, te hizo a ti...

E: no consigue trabajo, nadie la quiere contratar a pesar de su excelente curriculum, ¿y sabes por qué?

M: no me interesa saberlo.

E: porque trabajó para mí y nadie comprende que haya dejado de hacerlo.

M: me molesta que le hayas permitido la entrada.

E: ¿dónde querías que nos viéramos? No necesito fotos paparazzis con otra mujer...

M: es que no quería que la vieras.

E: ya, mi vida... (Acariciándole el rostro) Nos esperan para comer...

Y no ir, sería un desplante para sus amigos y compañeros de trabajo.

>>>

María sabía estar y disimular, nadie sospechó que Los San Román estaban peleados, apenas se subieron en el coche para regresar al palacio presidencial, fue otra. Enojada con su marido.

Y ahora el de la tarea para contentarla era obviamente Esteban.

Sí, además de resolver conflictos, crisis, problemas dentro y fuera del país, el presidente también era responsable de tener a su esposa feliz. Y embarazada... Eso también era su responsabilidad...

E: mi amor... (Tomándole una mano)

María lo miró, molesta aún, negó con la cabeza, obviamente no quería discutir con él en el carro.

Pero lo que sí no le pudo impedir, fue que posara una mano en su vientre. Tramposo... Lo acarició todo y como quiso... A fin de cuentas que ahí descansaba su hijo.

Entraron y ella se adelantó como pudo, mientras que él iba detrás.

E: María... María...

La Primera Dama subió sin hacerle caso al Presidente, y los chicos que estaban en el despacho, salieron a ver qué pasaba.

Lau: ¿papá...?

E: buenas noches, hijos... (Dando vuelta en mitad de la escalera)

Mi: ¿qué pasó...?