CAPÍTULO 5: Nuevas vibras

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Lorraine

Ya llevaba una semana en la mansión Harriet Junior y he de admitir que todo y todos me han hecho sentir como en casa. Aún no me acostumbro a vivir en un lugar así de enorme, de hecho me he perdido varias veces, pero he puesto todos mis esfuerzos para adaptarme. Mateo por su parte se siente muy a gusto, Jessie no pierde oportunidad para arrastrarlo con ella a todo tipo de actividades, podría decirse que se pasan todo el día jugando. Justo por esto Evan ha presentado cierta conducta un tanto rara, pero Lily me aclaró que es un padre celoso y no está muy de acuerdo con que mi hijo le robe la atención de su princesa, ella lo describió como exagerado pero inofensivo.

Con respecto a la ayuda que accedí a recibir, aún estaba un poco cohibida. La fundación posee un área específica en la que se atienden a mujeres víctimas de violencia doméstica como es mi caso y cuentan con especialistas —todas femeninas— como psicólogas, terapeutas, instructoras de defensa personal, abogadas e incluso encargados de reinserción laboral. La verdad, el saber que muchas de las mujeres que viven y asisten a este lugar han sufrido del mismo mal que yo disminuye mis niveles de tensión. Por otro lado, contar mi historia y mostrar mis vulnerabilidades ante extraños no es algo con lo que acabe de sentirme bien del todo.

Aún así aquí estoy.

Me recomendaron asistir tres veces por semana. Hay un grupo de apoyo en el que las mujeres cuentan sus experiencias y unas oficinas donde radican los consultorios de las psicólogas y terapeutas, ahí es donde se desempeña el trabajo más difícil, convencernos de lo que valemos como mujeres. Antes solía pensar que eran pocas las que sufrían el mismo infierno que yo, pero deduje que si todas lograban esconderlo la mitad de bien que yo, entonces podrían existir muchísimas pasando totalmente desapercibidas.

No me equivoqué del todo.

Al llegar de mano de Mat, Mónica —una chica encargada de mostrar las instalaciones y hace función de guía— nos recibió con su radiante sonrisa. Nos informó que llegamos justo a tiempo y nos acompañó al consultorio de la Dra. Coleman, la terapeuta a cargo del caso de mi hijo. Hasta ahora mi rubito se ha sentido muy a gusto con ella al igual que yo, a kilómetros de distancia se nota su capacidad y experiencia, a pesar de que a simple vista no parece exceder los treintas. Ha transcurrido muy poco tiempo como para determinar si Mateo ha sufrido más daños del que se presume, pero hasta ahora ha respondido muy bien a las terapias.

Al dejar a Mat, me dirigí hacia el salón en que se reúne el grupo de apoyo. En medio de este están posicionadas muchas sillas formando un círculo. Al encontrarme únicamente a Jenisse —la terapeuta encargada de la actividad— ocupando una de las sillas, me percaté de que fui la primera en llegar. Con algo de timidez, caminé en su dirección y tomé asiento en uno de los muchos asientos libres, un tanto lejos de ella.

Apartó su cabello castaño claro tras sus orejas y me dedicó una sonrisa amable, ese tipo de sonrisas que yo catalogo como de lástima—. Hola, Lorraine.

—Hola —respondí casi en un murmuro.

Apoyando sus brazos a cada lado de su silla, se movió un poco hacia adelante—. Sé que te sientes incómoda aquí y es lógico —su tono de voz era dulce y comprensivo, muy parecido a lo que he recibido desde que regresé a la ciudad y muy diferente a lo que me habitué a escuchar los últimos tres años—. Entiendo que no estés lista para participar de las conversaciones ni te sientas cómoda dando tu opinión con respecto a las experiencias del resto, pero verás que conforme te vayas acoplando, crecerá en ti el deseo compartir tus propias anécdotas y te sentirás mejor.

Honestamente dudo que eso ocurra.

Claro que eso no lo dije en voz alta, me limité a asentir levemente. De todas formas, ¿quién era yo? Una mujer patética incapaz de defenderse ni de salir adelante por méritos propios. ¿Cómo podría contradecir la lógica de una persona preparada y capacitada para lidiar con estos temas? No, sería ridículo y estaría muy fuera de lugar que la contradijese.

Contrato: "Familia en Arreglo"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora