CAPÍTULO 11: Salidas

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Garret

Nada mejor que volver a Emerald Hills para, finalmente, oficializar la  jodida asociación con los Ackerman.

Al parecer llegó a sus oídos nuestra nueva asociación con los japoneses y lo rápido que hemos iniciado su proceso de expansión, el cual, por cierto, está siendo un éxito rotundo. Eso demuestra no sólo que somos una empresa capaz, sino que además no dependemos de un contrato con nadie y los posibles socios nos sobran. Y mi instinto me dicta que justo eso fue lo que llamó su atención.

Llevo una semana exponiendo planes de inversión y recorriendo las instalaciones de las empresas de mis futuros socios. No me equivoqué cuando puse el ojo en ellos, son una compañía con mucho futuro que aún no entiendo cómo no ha alcanzado su merecida internacionalidad, pero para eso estoy yo.

Ahora me encontraba en una sala de espera ubicada en la empresa madre y sede K. Thunder Corporation. A pocos metros de mí se encuentra la sala de juntas en la cual se está efectuando una reunión de directivos para evaluar mi propuesta de asociación, una vez se pongan de acuerdo, me invitarán a pasar y me dirán que aceptan firmar el dichoso contrato, porque sí, eso pasará.

Una bonita secretaria se acercó para ofrecerme un café, el cual acepté después de darle las gracias. No he pasado por alto que me han dado un trato demasiado especial desde que llegué —cosa que no ocurrió de forma tan...desesperada la primera vez que vine— y según escuché por los pasillos —inconscientemente ya que no se molestaron en murmurar como es debido—, mi presencia aquí supone un gran ascenso para la compañía.

Me dispuse a observar la hora en mi reloj y al percatarme que sólo habían transcurrido diez minutos desde la última vez que revisé y que posiblemente la reunión tardaría un tanto más, decidí disfrutar de mi café. Tan pronto el sabor amargo de la bebida hizo contacto con mi paladar, eché en falta la característica vainilla que ha acompañado a mis cafés durante las últimas semanas.

Las extraño, a mis dos vainillas.

A mi mente comenzaron a llegar un montón de incógnitas sobre qué estaría haciendo mi rubia despampanante ahora. Quizás estaba en la cafetería atendiendo a sus clientes con esa sonrisilla sutil o...bueno, además de eso y de dedicarse a su hijo, no sé qué más hace. Me encantaría conocerla más a fondo, pero ella me pone las cosas tan difíciles a veces.

Casi por necesidad, saqué mi teléfono de uno de mis bolsillos y me dirigí directamente a la galería. Lily me había enviado todas las fotos del cumple de Jess, entre ellas se encontraban esas en las que había quedado como un reverendo idiota, mirándola a ella. Había caído en cuenta hace un par de días de que no tengo su número, por lo tanto la única forma de verla durante mi estadía aquí, son esas fotos. Sonreí al admirar lo hermosa que se veía ese día, lo nerviosa que estaba a mi alrededor y lo que casi pasó de no ser porque Mateo nos interrumpió.

Besarla, me pregunto a qué sabrán sus besos.

El llamado de la misma secretaria que hace unos minutos me trajo el café, me apartó de mis pensamientos. Ya era hora de que me uniera a la junta y al verificar la hora en mi teléfono me di cuenta de que estuve cerca de quince minutos embobado con las fotografías.

Dios, necesito ayuda profesional con urgencia.

La secretaria me pidió que la acompañase a la sala de juntas, abrió la puerta para mí y acabé siendo el centro de atención de al menos una docena de ejecutivos y los Ackerman, quienes permanecían sentados alrededor de una larga mesa, nada muy diferente a la de mi compañía.

—Les presento al Sr. Garret Harriet —anunció el Sr. Ackerman, levantándose—. Uno de los principales accionistas, ejecutivos y futuros dueños de H&A Corporation —con un ademán me indicó que tomara asiento a su izquierda, justo enfrente de su esposa.

Contrato: "Familia en Arreglo"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora