CAPÍTULO 46: ¿Dónde estás, Lorraine?

4.3K 331 125
                                    

Garret

¿Dónde estoy?

¿Qué pasa?

Me sentía como en un limbo. Consciente de mis pensamientos, pero inconsciente de lo que me rodeaba. Aturdido. Ido. Confundido.

¿Qué ocurre?

¿Qué ocurre conmigo?

Escuché voces a lo lejos. O no, no estaban lejos. Estaban cerca, muy cerca. Pero solo era capaz de percibir los ecos.

¿Qué mierda me está pasando?

Mis ojos estaban cerrados y me costaba un poco separar los párpados, pero hice un intento. Mala idea. Lo primero que divisé fue una potente luz que envolvía todo el espacio de donde sea que estuviese. Todo lucía borroso y se escuchaba lejano, era como si estuviese alojado en una nube.

—¿Crees que tarde mucho en despertar?

Esa voz… Conozco esa voz.

—Los médicos dijeron que no. En cualquier momento despertará.

También conozco esa.

Parpadeé un par de veces para adaptar mis ojos a luz y poder enfocar correctamente la vista. Me costó lograrlo, pero pasados unos segundos divisé las paredes pintadas de azul, un fuerte olor a desinfectante y algún medicamento que no supe identificar, también me di cuenta de que estaba acostado y, por lo que me costó mover mis dedos, supuse que estaba sedado.

¿Qué me pasó?

—Quiero que mi papá despierte.

Esta vez sí reconocí una de las voces como la de mi hijo y, como por arte de magia, reconocerla agudizó en un segundo cada uno de mis sentidos adormecidos.

Empuñé y desempuñé mis manos varias veces, hasta que la movilidad de las mismas regresó por completo y con soltura. Traté de hablar, pero descubrí mi boca seca y apenas logré emitir un poco audible gemido. Tragué la saliva que no tenía y carraspeé antes de poder decir en un tono débil y rasposo:

—Mat.

Volteé mi cabeza hacia un lado y hallé sentados sobre un pequeño diván a mi niño sobre las piernas de mi madre, abrazándola. A ambos se les iluminó la mirada al verme y corrieron en mi dirección.

—¡Despertaste! —sonrió mi madre, llorosa, mientras me acariciaba el cabello—. Dios, ¡gracias al cielo que estás despierto!

No tenía muchas fuerzas como para comunicarme y sentía un cansancio mortal, pero eso pasó a segundo plano cuando vi la carita de mi hijo bañada en lágrimas.

—Campeón —susurré.

—Papá —sollozó.

Me humedecí los labios y dejé escapar un suspiro.

—¿Qué…ocurrió? —logré articular—. ¿Qué me…pasó?

Mi madre y Mateo compartieron unas miradas que me parecieron muy sospechosas y luego ella me sonrió forzadamente.

—Luego te cuento. Ahora quédate quieto y tranquilo en lo que busco al médico para que te revise, ¿ok?

¿Médico?

No tuve tiempo para formular la pregunta en voz alta, ella ya se estaba marchando. Entonces algo en mi cabeza hizo clic. Esta habitación, los olores, incluso el incesante sonido de un bip que se escuchaba muy próximo. Estaba en un hospital.

—Mat… —mi voz aún sonaba áspera—. ¿Por qué estoy…en el hospital?

No me contestó, solo evitó mirarme a los ojos y comenzó a jugar con sus manitas, eso me pareció aún más sospechoso.

Contrato: "Familia en Arreglo"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora