CAPÍTULO 23: Yo te cuido

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Garret

Sabía desde que la dejé en la fundación con esos estornudos y tos repentina que algo no estaba bien con ella, pero no imaginé que se pondría así de mal. Estaba recostada sobre su cama, con la nariz y los pómulos rojos, los ojos entrecerrados y tiritando un poco. Una excesiva cantidad de pañuelos desechables usados yacían a su alrededor y uno más fue añadido a la lista tras un reciente estornudo.

—Mami, ¿estás bien? —preguntó el rubito, sonaba tan preocupado como yo.

—Sí, mi amor. Solo es... —un corto ataque de tos interrumpió sus palabras— un resfriado.

—¿Resfriado? —cuestioné, simultáneamente dejando a Mat en el suelo—. Esto parece una gripe, y de las malas.

—No es para tanto —ese tono de voz tan nasal y alejado del habitual decía todo lo contrario.

Me acerqué a la cama y me senté a su lado. De cerca lucía aún peor, se notaba el cansancio y malestar en su rostro. Llevé mi mano a su frente, como sospeché, estaba ardiendo en fiebre.

—Campeón, ¿puedes ir a tu habitación a buscar tu walkie-talkie y comunicarte con Vivi para que venga de inmediato con su botiquín médico? —se lo pedí en un tono sereno, no quería preocuparlo más—. Ella puede ayudarnos para que tu mami se sienta mejor.

—Ok —asintió con rapidez y con la misma velocidad salió corriendo.

—Estás hirviendo, cariño —susurré, acomodándola—. ¿Quieres ir al hospital?

—No hace falta —se aclaró la garganta—. No estoy tan mal como se ve, créeme.

—Lo que creo es que estás tratando de minimizar la situación para no preocuparnos, pero es obvio que te sientes muy mal.

—Los resfriados tienden a postrarme en la cama, pero mañana estaré como nueva, ya verás.

—No, porque en la tarde me dijiste que no era nada y mira cómo estás ahora. No estaré tranquilo hasta que vea la mejoría por mí mismo.

Mateo irrumpió en la habitación de repente, con walkie-talkie en mano.

—Ya Vivi viene en camino —nos miró, preocupado—. ¿Te sientes muy mal, mami?

—No, rubito —logró decir tras toser un poco—. Pero no te acerques mucho, no quiero contagiarte.

—Pero Garret sí está cerca —se cruzó de brazos, frunciendo el ceño.

Ok, regresó el Mateo de siempre.

Abandoné la cama, caminé hacia él y me agaché quedando a su altura. Hoy avanzamos mucho y descubrimos que tenemos varias cosas en común, no quiero que eso se estropée.

—Escucha, campeón. Sé que no me quieres cerca de tu mami, pero está enferma y debo cuidar de ella. No te enojes conmigo.

—Pero si tú estás cerca de ella, te contagiarás, ¿entonces quién cuidará de mí?

Sonreí al instante.

—Incluso si me estuviese muriendo, cuidaría de ti. De ambos.

—¡Ya estoy aquí! —anunció Vivi irrumpiendo en la habitación y dirigiéndose hacia Lori como toda una enfermera.

Reocupé mi lugar en la cama mientras la castaña me pasaba el termómetro, tras un par de segundos comprobamos que sí tenía fiebre, treinta y ocho y medio para ser exactos.

—Iré a preparar unas compresas de agua fría para colocárselas sobre la frente y le pediré al chef que le prepare una sopa de pollo, eso la ayudará —me pasó un frasco con pastillas—. Dale una de estas para ayudarla a bajar la fiebre.

Contrato: "Familia en Arreglo"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora