CAPÍTULO 19: Los quiero

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Garret

Me encontraba en la habitación de Lorraine, sentado al borde de su cama, a su lado. Ella sollozaba por lo bajo, intentando disimular fallidamente su llanto. Y yo...bueno, yo apenas estaba procesando todo lo que ella acababa de contarme.

Lorraine fue abusada, durante años, incluso fue atacada por ese imbécil la misma noche en la que me fui a Emerald Hills, y no estuve aquí para protegerla. Aún me costaba creer que hubiese sufrido durante tanto tiempo. No me cabía en la cabeza cómo podía existir un ser tan despreciable como para maltratarla así. Me dolía pensar en ella siendo golpeada, ultrajada, manipulada...¡Dios! Ese tipo la destruyó en cuerpo y alma.

Y Mateo...¡joder! Mat ha vivido prácticamente su vida entera bajo el dominio de un monstruo. Eso explica que sea tan celoso con su madre, que en realidad no son celos, solo la protege; incluso de mí.

Apreté los puños sobre el colchón, controlándome para no gritar de la rabia. Ese maldito hijo de puta sometió a Lorraine a su antojo. La abusó, la golpeó, la amenazó con lo más sagrado que tiene que es su hijo...incluso fue tan poco hombre como para violarla. Conforme me contaba cada hecho más repulsión y dolor sentía por ella, entendía mejor por qué era tan esquiva, tan temerosa, misteriosa y reservada. Comprendí la reacción de Mat cuando rechazó los omelettes y, lo que más me dolió, la que tuvo hace un rato cuando creyó que estaba agrediendo a su mamá.

Lo entendí absolutamente todo y eso solo aumentaba mis ganas de darle a ese maldito su merecido.

Pero no ganaría nada con eso, al contrario, acabaría haciéndoles creer a Lori y a Mat que soy igual de violento que esa lacra, y no es así. Yo no soy así. Y prefiero hacer algo mejor...

Me deslicé sobre el colchón hasta posicionarme a su lado, lo suficientemente cerca para hacerla sentir segura y lo suficientemente lejos para no invadir su espacio. No tenía idea de cómo actuar a su alrededor ahora. Quería abrazarla con fuerza y decirle que conmigo estaba segura, que sería incapaz de hacerle daño, pero si no confió lo suficiente en mí como para contarme lo que vivió, tampoco confiará en que la protegeré. Además, me daba miedo dar un paso en falso y meter la pata.

—Sé que no sabes cómo reaccionar —rompió el silencio, su voz quebrada solo agrandó el nudo en mi garganta—, y lo siento muchísimo, no debiste enterarte así. Yo no...no quería que me vieras como me ves ahora.

—¿Cómo te veo según tú?

—Con lástima —inspiró por la nariz—. Como una mujer rota a la que será tan difícil amar porque el más mínimo detalle puede recordarle que...

—Para —la interrumpí, mirándola—. Por favor, detente. Detesto escucharte hablando así.

—Por esto no quería darte esperanzas —sollozó—. No quería condenarte a vivir esto conmigo. Mereces algo mejor. A alguien que no...

Detuve ese discurso autodestructivo que estaba dando callándola con un beso. No había mejor forma de hacerle saber que, a pesar de todo lo que acababa de revelarme, lo que siento por ella sigue intacto; incluso me atrevería a decir que es más fuerte. Me devolvió el beso con suavidad hasta que sus lágrimas tocaron nuestros labios y decidí separarme para secarlas.

—Escúchame —murmuré mientras acunaba su rostro entre mis manos y secaba sus lágrimas con mis pulgares—, no quiero que vuelvas a insinuar que estar contigo es una especie de condena para mí, porque no lo es, en lo absoluto. Sí, no me esperaba descubrir que fuiste abusada, nunca me pasó por la cabeza y aún estoy tratando de asimilarlo, pero no te tengo lástima y para mí sigues siendo esa rubia hermosa que me robó el sueño desde el primer día.

Contrato: "Familia en Arreglo"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora