CAPÍTULO 45: Felices para...¿siempre?

4.7K 331 172
                                    

Lorraine

No sé cómo nos las ingeniamos para besarnos y abrirnos paso hacia nuestra habitación al mismo tiempo sin tropezar en el intento. Desde la pedida de matrimonio no tenía en mente otra cosa que no fuera comerme a mi prometido a besos, pero estábamos celebrando con Mat y el resto de la familia y nos tocó aguantarnos; hasta ahora.

Con manos ansiosas desabotoné los botones que faltaban por desabrochar de su camisa y con las mismas ansias tiré de ella hacia atrás para quitársela. Sentí cómo sonrió entre besos, haciéndome cosquillas con su barba. Pero las cosquillas no duraron mucho porque se separó de mí abruptamente.

—Espera, cariño —respondió antes de que llegara a hacerle le pregunta—. Hay una sorpresa más.

—¿Una más? —sonreí—. ¿Qué más puede mejorar este día?

Con una sonrisa incontenible, tomó de encima de una pequeña cómoda tras de él el mismo folder color negro en el que había almacenado las sorpresas anteriores. Lo abrió y de su interior sacó un nuevo documento que me entregó enseguida. Leí el contenido del mismo y al instante mis ojos se ensancharon al notar de qué se trataba.

—¿Esto es...? —musité, alzando la vista hacia él.

—Sí, el permiso oficial que se nos otorgó para poder adoptar —su sonrisa se amplió aún más—. En cuanto regresemos a Heaven Gold, podremos aplicar para adoptar a Marjorie.

—Pero...creí que se tardaría unas semanas más.

—Pues sí, yo también lo pensaba. Pero olvidas un pequeño detalle y es que nuestro abogado, Frank Jenkins, es el mejor acelerando estos procesos. Gracias a él Evan adoptó a Jessie en solo un mes.

—Entonces... —le eché otra ojeada al documento antes de sonreírle a mi futuro esposo— ya podremos decirle a nuestra hadita que la vamos a adoptar y...en un par de meses estará con nosotros.

—Sí, cariño.

Ahogué un gritito de emoción, dejé el documento sobre la pequeña cómoda y me incliné para abrazar al padre de mis hijos. Aún me costaba un poco asimilar que en cuestión de medio año hayamos formado una familia tan hermosa y que por fin la haremos oficial, casándonos y con nuestros niños.

—No tienes idea de lo feliz que soy ahora mismo… —murmuré en su oído— gracias a ti.

—Me robaste las palabras —emitió una suave risa—. Te amo.

—Y yo te amo a ti.

Me separé de su cuerpo para en su lugar atacar sus labios, besarlo en ese preciso instante se había convertido en una necesidad. Él me correspondió gustoso, profundizando el beso con dosis extras de deseo y ternura. Era como si toda la emoción de este día, toda la felicidad acumulada por las buenas noticias y todo el amor que nos profesamos lo estuviésemos demostrando a través de esos besos.

Él llevó sus manos a la cara interna de mis muslos para alzarme y en un parpadeo ya me encontraba siendo cargada por él, con mis piernas rodeando su cadera. Estaba muy entretenida saboreando sus dulces labios, tanto que no noté que nos habíamos movido hacia la cama hasta que mi espalda hizo contacto con el colchón. Garret abandonó mis labios para deshacerse de mi vestido mientras yo hacía exactamente lo mismo con su cinturón y pantalón. Estaba ansiosa, para qué negarlo. Me urgía hacerle el amor. Me urgía sentirlo en mi interior, llenándome y demostrándome su amor a través de la carne.

Para cuando ambos nos vimos desnudos y jadeando por la anticipación, ya no había vuelta atrás. Mi prometido besó, saboreó y acarició cada centímetro de mi piel, desde mis labios trazó un camino hasta mi zona íntima y, cuando su boca hizo contacto con mi punto de placer, simplemente me entregué a las sensaciones. Me mordí el labio inferior, acallando mis gemidos, mientras mi mano se perdía entre los rizos de mi futuro esposo, reclamando su entera atención en mi sexo. Definitivamente hace maravillas cuando su lengua se lo propone.

Contrato: "Familia en Arreglo"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora