Parte 1: El principio del fin - Capítulo 17

99 8 16
                                    


- Sales con Gabriel Atlas

Estoy digitando un informe tan rápido que es sorprendente que el teclado no se prenda fuego, así que en realidad estoy bastante ajena a lo que está pasando a mi alrededor hasta que escucho esa oración viniendo del cubículo junto al mío.

Mis dedos se deslizan erróneamente sobre las teclas, dejando la mitad de una palabra escrita en un lenguaje desconocido. No puedo evitar mi sobresalto, pero hago lo mejor que puedo para controlar mi expresión antes de volverme para mirar a Morgan.

- ¿Qué? – Le digo con el tono más neutro que encuentro

- Sales con Gabriel Atlas. Eso explicaría por qué hay gente preocupándose por tu vida, y le daría sentido a esto – Levanta entre sus dedos una cinta marcada con mi letra. Me toma dos segundos darme cuenta de que es la entrevista que le hice a Meredith

- ¿Le da sentido al hecho de que estás transcribiendo entrevistas como una secretaria? – Pregunto odiosamente, porque la verdad es que Morgan me caía mejor cuando yo no le importaba un carajo. Me devuelve una mirada sucia, pero se recompone rápidamente para volver a su usual expresión distante

- Le da sentido al hecho de que Meredith Heatherton te odia. Busqué un poco sobre ellos en Google. Son verdaderos socialités, yendo a galas benéficas y taaan influyentes

- ¿Y qué de todo eso te hizo llegar a la conclusión de que salgo con él? – Pregunto, elevando una ceja. Repaso mentalmente todo lo que hablé con Meredith en su entrevista, y estoy bastante segura de que, aunque obviamente no soy la persona favorita de Morgan, y por más que esté en lo cierto, en realidad está saltando a conclusiones bastante salvajes

- Es lo único que le da sentido a todo – Me responde, encogiéndose de hombros

- Bien, Morgan. Ni siquiera me voy a tomar el trabajo de aclararte más que soy amiga íntima de Nate Atlas, así que conozco a Gabriel y a Meredith de un modo muy distinto al que crees. Solo voy a decirte que lo que Pedro dice de Juan dice más de Pedro que de Juan – Cito el refrán de mi madre de manera tajante y me vuelvo hacia mi computador para seguir haciendo lo que tengo que hacer.

Sé lo que Gabriel se juega en su pleito por la custodia de Matt, y justo este sería el peor momento para que algo se sepa. Me tranquilizo pensando que en realidad Morgan no sabe nada, y solo suelto una risita cuando la escucho murmurar una palabrota en mi dirección y volver a su escritorio. Me figuro que esto no se va a quedar así, y que esta chica, que no está acostumbrada a perder, no se va a conformar tan fácil con que mi desempeño profesional tenga más reconocimiento que el de ella. Pero por ahora, al demonio. No puedo ocuparme de lo que cree que sabe basándose en conclusiones vagas.

Ha sido una semana del infierno.

Emily está tan conforme con mi desempeño que me ha dejado a cargo de un sinfín de entrevistas. Soy feliz de que mi trabajo sea valorado, sobre todo por alguien como ella, que no solo es una autoridad en lo que hace, sino que sé que tiene la influencia para disparar o destruir mi carrera.

No te mentiré, me gusta un poco esto de sobresalir.

Sin embargo, cuando el viernes por fin llega a su final, no puedo estar más cansada. Estoy saliendo de la oficina casi una hora más tarde de lo normal y hago malabares para sostener mi botella de agua y mi bolso en una mano, mientras con la otra rebusco por mi celular porque lo único que quiero es ver a Gabriel.

Aunque hablamos todo el tiempo como adolescentes, ambos estamos tan ocupados durante la semana que sabemos que si nos viéramos sería básicamente para caer dormidos. Pero esta semana del demonio por fin ha llegado a su fin, y todo lo que quiero es verlo.

Dos cartas de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora