Capítulo 51

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La primera noche que paso sola resulta ser extrañamente esclarecedora.

No duermo mejor que los otros días, pero tampoco peor. Limpio mi casa a fondo. A las 5 de la mañana, cuando finalmente salgo de la cama luego de dar vueltas sin sentido, tomo mi celular y le escribo. Estoy demasiado grogui por la falta de sueño como para pensar, así que lo último que me espero es recibir una respuesta.

Alex: Debería ir a terapia

Gabriel: Todos deberíamos

Le doy una segunda mirada al celular, sin poder creer que no se haya tomado ni dos minutos en responderme.

Alex: ¿Qué haces despierto?

Gabriel: Mi reloj biológico se niega a adaptarse al desempleo. Solía salir a correr a esta hora, así que ahora me despierto sin sentido

Alex: Eso apesta, ¿Qué vas a hacer?

Gabriel: Supongo que voy a salir a correr. ¿Qué vas a hacer tú?

Alex: Creo que voy a ir a terapia

Gabriel: ¿Ahora mismo?

Alex: En algún momento de la semana cuando consiga una cita. Ahora mismo voy a hacer una lista de cosas por hacer. ¿Alguna sugerencia?

Hay una pausa, aunque veo que sigue conectado. Supongo que debe estar acordándose de cuando hace 3 años hicimos esa misma lista para él. Entonces no había pasado nada entre los dos, y aunque su vida estaba en pedazos, esa noche se abrió un mundo de posibilidades.

Gabriel: Vuelve a trabajar

Alex: ¿En serio? Yo te sugiero que te vayas a una playa paradisíaca, y tú me dices que vuelva a la oficina

Gabriel: Creo que quieres descubrir quién eres luego de esto. Supongo que vas dando pequeños pasos cerca de quien eras, y solo cambias lo que no te viene bien

Alex: Eso es sabio, ¿Más sugerencias?

Gabriel: Haz algo que siempre deseaste y nunca hiciste

Alex: Siempre quise tener una casa en el campo y rescatar a muchos perros de la calle o de las perreras

Gabriel: ¿Y puedes?

Alex: ¿Comprarme una casa de un día para otro? No. Mis finanzas están muy bien, pero no de ese modo

Gabriel: Ya pensaremos en algo. Piensa en lo de los perros, yo pensaré en lo de la casa. ¿Alguna otra cosa que quieres y no has hecho?

Alex: Hay una. En realidad si la hice, pero solo una vez, ¿Cuenta de todos modos?

Gabriel: Todo cuenta

Alex: Quiero desayunar contigo

De donde sea que vino eso, parece dejarlo tan en shock como a mí. Cuando pasan 5 minutos y estoy segura de que no va a responder, los puntitos empiezan a saltar, indicando que está escribiendo.

Gabriel: Estaré en tu casa en media hora.

Me gustaría decir que salto a la ducha para estar más presentable, pero solo sonrío y me quedo mirando al techo, sintiéndome extraña porque el hecho de verlo tan pronto me emociona tanto como me hace sentir fuera de mi elemento.

Supongo que lo pienso demasiado, porque siento que no han pasado ni 5 minutos cuando el sonido de mi timbre y el ladrido agudo de Cacahuate me sacan del sueño más profundo. No sé en qué momento volví a dormirme, pero el acto de arrastrarme fuera de la cama a abrir la puerta me toma todo de mí.

Dos cartas de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora