Tengo un equipo de costureras fantásticas que trabajan para mí en los detalles más finos de la confección que nos gusta realizar a mano. Sin embargo, hubo un tiempo en el que fui una empresa de una sola persona y coser todavía me relaja, así que estoy pegando una delicada línea de canutillos en un tutú cuando la puerta de mi oficina se abre y Sasha asoma la cabeza.
- Oh, cariño, ¿por qué estás estresada? – Es su saludo, pues sabe que generalmente me pongo a coser solo cuando necesito despejarme
- Por lo que dijeron los de contabilidad – Suspiro - ¿Cómo vamos a pagar esos impuestos, Sasha? Pedimos esa importación, y tenemos que pagar toda la reestructuración de marca por el cambio de nombre y...
- Estás preocupada por el dinero que le pagamos a Venderbilt – Traduce ella. Me encojo de hombros, porque ciertamente ese dinero solucionaría muchos problemas
- Hicimos algo estúpido y no nos asesoramos correctamente. Solo creíamos que tener una tienda propia era sinónimo de éxito – Se encoge de hombros y avanza hasta el sofá en el que estoy sentada y se deja caer a mi lado – Hemos tomado un millón de decisiones acertadas, así que nuestro único error no nos va a derrumbar
- ¿De verdad crees eso?
- Bueno, Melanie y yo, en realidad. Está aquí para vernos – Sonríe de esa manera en que lo hace cuando quiere que me tranquilice - ¿Quieres que me ocupe?
- No, prefiero saber lo que sea que pase, incluso si es malo. ¿Está en la sala de juntas? – Pregunto, empezando a ponerme de pie
- La traeré aquí – Dice ella, poniendo una mano en mi rodilla para que vuelva a lo que estoy haciendo
- Gracias
Sasha se encoge de hombros, como si supiera que hay algo que no lo estoy diciendo, pero tampoco necesitara que lo haga porque ya sabe qué es. Si, estoy preocupada porque nuestra situación financiera es precaria y cuando Melanie nos explicó los beneficios de seguir alquilando nuestros locales en lugar construirlos desde 0 nos hizo sentir como unas imbéciles por habernos planteado realizar ese gasto, pero en realidad supongo que Sasha tiene razón y vamos a salir de esto.
Supongo que lo que me molesta es que Melanie sea tan buena en su trabajo que ni siquiera tengo la excusa de algo laboral para acercarme a Gabriel.
- Hola Alex – Me sonríe Melanie mientras entra a mi oficina – Oh, eso es precioso – Observa, haciendo un gesto hacia la prenda que estoy cosiendo
- Hola, Mel – Sonrío, indicándole que tome asiento frente a mí. Sasha entra tras ella y se deja caer en el lugar que estaba ocupando anteriormente
- Así que...Tengo un par de noticias para darles y pensé que era mejor si las traía personalmente – Anuncia Melanie, cruzando las piernas de manera elegante.
Quisiera tener la confianza suficiente para preguntarle cómo pasó a ser la cajera de un supermercado en los Hamptons con un cabello tinturado de manera escandalosa a esta persona sofisticada y segura que trabaja como asociada de una de las firmas legales más renombradas del estado.
- ¿Buenas noticias? – Tantea Sasha
- Al menos una de ellas – Asiente Melanie - ¿Quieren que empiece por lo bueno?
- Oh, sí. Necesitamos cosas buenas
- Muy bien – Está de acuerdo Melanie – Supongo que recuerdan la demanda que les interpuso el equipo de Kate West por el tema del nombre
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Dos cartas de amor
ChickLitAlex siempre había soñado con una carta de amor, pero en realidad no la estaba esperando. Ciertamente, no la estaba esperando de él. La abrumadora química sexual con un Gabriel Atlas roto y despechado era algo para lo que no estaba preparada. No es...