Capítulo 38

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Son pasadas las 8 de la noche y la fiesta finalmente ha empezado en todo su esplendor.

Bajo las escaleras de la mansión de los Atlas en la playa envuelta en un vestido palo de rosa abierto en la espalda que es una auténtica obra de arte. Mi piel está más morena por el rato que pasé en la playa, así que llevo el pelo recogido para que mi cuello pueda ser protagonista. No estoy tratando de ser una diva, pero sé que me veo genial. Sin embargo, la emoción que se agita en mi interior es tan turbulenta que no logro que mi expresión haga juego con el resto de mi apariencia.

Salgo al jardín e inmediatamente soy recibida por un mesero ofreciéndome una copa de champagne rosado. La recibo con una sonrisa y me adentro en la fiesta, entre mesas cubiertas con manteles de lino y centros de mesa de flores veraniegas, mientras busco a Nate con la mirada. No está por ninguna parte, pero casi soy derribada por Sasha, que aparece de la nada y me envuelve en sus brazos.

- ¡Me encanta esta fiesta! – Anuncia mientras deja un sonoro beso en mi mejilla. Está usando un pantalón blanco holgado de tiro alto y una blusa de seda roja tipo halter que la hacen lucir tan endemoniadamente guapa que quiero golpearla

- ¿Por qué estás tan contenta?

- Ahh, solo adoro el verano, y la playa, y las fiestas de Meredith Heatherton son increíbles y me encanta que volvamos a estar juntas en una y... - Deja de parlotear, pareciendo reparar en mí - ¿Qué te pasa?

- Gabriel me besó – Murmuro

Los ojos de Sasha se abren como dos faros antes de que me saque del pasillo por el que transita todo el mundo para entrar a la fiesta y me lleve una esquina del jardín, que se encuentra bellamente cercado para separar la zona de fiesta de la playa. Sasha mete sus manos en las mías antes de darme una mirada centrada y segura.

- Haría varios chistes acerca de cómo me habría encantado que Gabriel me besara alguna vez cuando era una mujer soltera, pero por tu cara asumo que el beso no fue el problema

- No, el beso me voló la cabeza, como siempre – Admito con una risita medio histérica

- ¿Entonces?

- Es solo... - Suspiro, sin saber ni como decirlo – Mientras me besaba me daba cuenta de lo que me estaba pidiendo. Es un hombre que no se conforma con menos de lo que quiere

- Creo que eso es una de sus cualidades más sobresalientes – Observa Sasha, levantando las cejas

- Excepto que no quiero darle todo. Ya no

- ¿Por qué?

- Porque ya lo hice y no resultó. Estabas ahí, creo que lo recuerdas

- Bueno, sí. Justamente porque estaba ahí sé que no eres ni por asomo la misma persona que hace tres años, así que no deberías asumir que él si lo es – Suelto una risa desganada y niego con la cabeza

- Oh, no. No lo es. El Gabriel de hace tres años habría tomado inmediatamente la oferta de solo sexo que le hice

- Espera, ¿te dijo que no? – Pregunta ella, nuevamente boquiabierta. Sería casi cómico si su sorpresa no me hiciera tan consciente del rechazo

- Como dije, no se va a conformar con menos

Sasha asiente con la cabeza y guarda silencio. Me deprimo un poco más porque eso es lo que mi amiga hace cuando quiere darme un discurso y se está conteniendo porque me ve demasiado apaleada. Elige sus palabras con cautela, bebe un traguito de su coctel y finalmente me mira.

Dos cartas de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora