Estoy despierta hace mucho tiempo, pero sigo hecha un ovillo en mi cama porque no tengo energía para hacerle frente a mi realidad.
Hay una lista de cosas que debo hacer el día de hoy, aunque no he definido exactamente en qué orden porque para empezar debería levantarme de esta cama y no estoy lista para hacerlo: Tengo que ir al hospital y conseguir algo para el dolor, porque no hay manera de que esté acercándome a Meredith Heatherton el día de hoy sin morirme de vergüenza. Tengo que largarme de esta casa porque como que hice un desastre de mí misma anoche. Tengo que patear a Nate por todo su espectáculo de la noche anterior. Y tengo que disculparme con Gabriel Atlas.
Sin embargo, en parte por ese último ítem de la lista y en parte por la resaca asesina que estoy sufriendo, he tomado la decisión de fusionarme con esta cama hasta que desaparezca, lo cual funciona maravillosamente hasta que, pasado el mediodía, Sasha abre mi puerta y se acerca a mi cama. Cuando ve que estoy despierta, se cruza de brazos y me mira como una madre decepcionada.
Me cubro con mi manta hasta la cabeza para no hacerle frente a esa mirada. Ella nunca haría nada dramático como quitarme la frazada para obligarme a enfrentarla, pero la siento de pie ahí juzgándome hasta que eventualmente solo me descubro un ojo. Cuando ve que estoy toda llorosa, finalmente se rinde y se sienta a mi lado.
- No llores – Me advierte. Esnifo para contener mi llanto – Levántate y sé una niña grande
- ¿Qué hice, Sash? – Balbuceo – Nunca en mi vida he atacado a una persona y.... – Sollozo como una niña pequeña, y hundo la cabeza en la almohada porque realmente me odio – Nunca me va a perdonar, ¿cierto?
- Solo diré...Imagina si hubiese sido al contrario – Me estremezco, porque sé lo que quiere decir.
Si un tipo hubiese golpeado a una chica en medio de una fiesta, posiblemente a esta hora estaría preso. Sin embargo, como fui yo quién le pegó a él, solo es un feo chisme corriendo por Los Hamptons. Soy la persona que más se jacta de creer en la igualdad, que una mujer debe ganar lo mismo que un hombre y bla, bla, bla. Y solo mírame ahora.
- Mierda – Suspiro, cubriéndome el rostro con las manos
- ¿Puedo preguntar qué te dijo para que hicieras algo tan tremendamente estúpido? – Me pregunta ella, con su sensibilidad característica.
Mira, Sasha es usualmente bastante cruda y esa es una de las principales características que me hacen adorarla, porque normalmente no soy mucho de irme por las ramas tampoco, así que no perdemos tiempo cuando se trata de decirnos las cosas una a la otra. He estado un millón de veces del lado receptor de su honestidad brutal.
Sin embargo, esta tiene que ser una de las primeras veces que recibo su desaprobación y...Mierda.
- Básicamente me dijo que si todo lo que me quitó realmente hubiera sido mi sueño no me habría rendido, sino que lo habría recuperado, pero que no lo hago porque mi carrera actual me dio lujos y dinero
- ¿Y eso es mentira? – Pregunta Sasha con una elevación de ceja
- ¿Qué soy una materialista superficial? Si, eso es mentira – Respondo enfáticamente
- No. Que te gusta el dinero y los lujos – Corrige ella – También a mí. También a él, obviamente. No trabajo por caridad. Me gusta que mi empresa sea rentable, entre más, mejor. No creciste con tanto como nosotros, así que tiene sentido de que disfrutes lo que has conseguido. No veo el insulto ahí.
Abro la boca para decirle que amaba mi carrera, pero la cierro inmediatamente porque el desenlace de los sucesos hace obvio lo que Gabriel intentó decirme anoche. Pude haber vuelto a eso que supuestamente amaba, pero me quedé en donde estaba más cómoda. Aún hoy, sabiendo el tema del juicio y que mi nombre fue limpiado en el gremio, ni siquiera se me pasa por la mente venderle mis acciones a Sasha y volver.
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Dos cartas de amor
ChickLitAlex siempre había soñado con una carta de amor, pero en realidad no la estaba esperando. Ciertamente, no la estaba esperando de él. La abrumadora química sexual con un Gabriel Atlas roto y despechado era algo para lo que no estaba preparada. No es...