"No one expected an angel to set the world on fire"
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La ciudad de Monde Land era mas famosa por tres cosas: la primera era que el 80% de su población consistía en viejos empresarios con dinero de sobra en busca de una casa vacacional en las bellas...
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43 - La última vez
No sabía que iba a hacer.
Andro me había ofrecido una ducha y comida caliente, y hasta me había enseñado una habitación en la cual podía quedarme el tiempo que quisiera.
No tenía otro lugar a donde ir. No quería ni podía volver a ver a mi padre a los ojos, y tampoco podía volver a aquella casa donde más de la mitad de sus miembros quieren asesinarme. Pero recién conocía a Andro.
No le había contado de mi situación, sin embargo tenía el presentimiento que él ya sabía. Mi miraba con pena cuando mencionaba a mi padre y apretaba la mandíbula cuando mencionaba la casa de Oliver.
Lo único que sabía de Andro era que es amigo de Oliver, que es un sinkio como yo, y que no es la primera vez que me ha ofrecido su ayuda. La pregunta es ¿por qué? Ni siquiera me conoce, soy una extraña para él y sin embargo me ha salvado la vida en más de una ocasión.
—Hola. — una chica morena y alta se sentó a mi lado en el balcón. — ¿Tu eres Max, verdad?
—Lo soy.
—Soy Lena. — me sonrío apenas y desvió su mirada al frente. Había una pequeña brisa fría esta noche. —¿Ya has decidido si te vas a quedar aquí?
—Aun no lo sé. — la mire. Lucia relajada. — ¿Tú también vives aquí?
—Sip, hace casi cinco años.
—Tú y Andro son... — mis palabras danzaron en el aire sin saber dónde aterrizar.
—Wow, no, no. Andro es como un padre para mí. — se rió. — El me acogió cuando cumplí los dieciocho y ni yo ni mi familia de acogida podía lidiar con mis poderes.
—¿Entonces es algo normal que hace Andro? ¿Recoger a sinkios huérfanos y perdidos?
Lena volvió a reír. —No todos somos huérfanos.
Me reí junto a ella y aguarde unos momentos en silencio. Monde Land lucia tan misteriosa y calma desde aquí arriba. La mansión de Andro era la última de todas en las montañas, era la que quedaba más arriba y también la que tenía una vista directa a la ciudad y al bosque.
—¿Por qué? — hable sin querer en voz alta y Lena me miro. —¿Porque Andro quiere ayudarnos?
—No preguntes porque las cosas buenas te suceden, Max. Tengo el presentimiento de que eres una buena chica, de vez en cuando debes permitirte que te ocurran cosas buenas sin despedazarlas en busca del por qué.
Mire hacia el horizonte nuevamente mientras mi mente buscaba un lugar para sus palabras.
—No sé qué tanto pueda ayudar mi palabra, pero te diré que Andro es un buen hombre, y si esta en tu camino deberías estar agradecida con cualquier fuerza en la que creas.
