Capítulo 2 : Oh, chico.

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"Gracias por traerme

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"Gracias por traerme."

"Te escuchas tan bien gimiendo y que yo sea tu causa."

"Espero volver a verte, hermosa."

Dios, ¿qué me paso anoche?

— Al menos lo disfruté —murmuró para mi misma viéndole el lado positivo. Me llevo la aspirina a la boca y la trago de prisa sin una gota de agua.

Observo la tranquilidad del vecindario a través del enorme ventanal de la habitación, la cual se encontraba hecha un total desastre.

Al fin y al cabo cada esquina se guardaba un recuerdo con él, recuerdos los cuales a causa de mi coraje termine destruyendo.

Al parecer una noche de sexo descarrilado no fue suficiente para sacarle de mi cabeza.

Respiro hondo y me paso las manos por el pelo inquieta, llegando a la conclusión de que trancarme en mi habitación todo el día y llorar no sería la solución más correcta —Los hombres son una mierda —me quejo haciendo las colchas aún lado y parándome de la cama de un salto.

Me acerco al espejo de cuerpo completo y me examino de manera rápida con ojo clínico.

Recorro con mis dedos un camino de intensos rojizos que quedaron marcados en mi cuello después de la noche anterior.

— Maldito —gruño, torciendo el gesto.

— ¡Madeleine! —gritan tras la puerta principal de mí y justo en el momento en que me planteo contestar, esta es abierta de golpe de par en par, estrellándose contra la pared trasera.

Mis labios se entreabren confusos al ver tras el reflejo del espejo a mi madre con una sonrisa cínica.

Hago una mueca horrorizada.

— Buenos días —anuncia, recostándose del umbral de la puerta.

— ¡¿Qué Diablos te pasa mujer?! —chillo, dando media vuelta para verle cara a cada.

— No te escuche llegar anoche y quería saber si estabas en pie para la cena de esta noche —aclara, cruzándose de brazos e inspeccionando la habitación con una mirada dura.

Suelto un bufido y pongo los ojos en blanco.

— ¿Qué cena? —preguntó, tan solo teniendo recuerdos de mi novio siéndome infiel y yo revolcándome con tremendo extraño.

Mama me decida una expresión de pocos amigos y cambia el semblante a uno más serio.

— Puedo ser muy dulce, pero esto es trabajo, Jones —me regaña de manera severa. Me deslizo hacia la cama y me desplomo sobre la misma apoyando las palmas de mi mano sobre el colchón —Hoy vienen los propietarios del hotel a los cuales le haremos la contabilidad por un plazo de cinco meses, me he reunido con ellos varias veces y dicen querer entablar una relación más "personal."

DESTRUCCIÓN +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora