"Quiero cortarte de mis sueños."
No había límite que se interpusiera entre él y yo.
Yo fui capaz de amarte y lo hice.
Fuiste capaz de destruirme y lo hiciste.
Una obsesión disfrazada de amor ante mis ojos.
- No de alguien como yo, se que hacer pa...
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POV ANDRÉ.
¿Qué he hecho?
¿Por qué lo hice?
¿Por qué seguí con esto?
¿Por qué no lo detuve a tiempo y la alejé de todo?
Ahora la culpa me comería vivo.
— ¡No dejes que por nada del mundo Hugo llegue a ustedes! —gritó con exigencia a través del teléfono mientras conduzco de manera desenfrenada hacia la casa de las Jones.
— ¡¿André que diablos sucede?! —chilla Josephine a través del teléfono.
Se notaba la agonía y preocupación en su voz.
Trago en seco con dureza conteniendo las ganas de Estrellar las manos contra el volante y acabar con mi propia vida de la manera más fácil.
Debía salvarla.
Porque el que hoy estuviese en las manos de las personas que acabarían con su vida era únicamente mi culpa.
Lo supe y nunca lo detuve.
— No hay tiempo para hablar ahora, tomen sus cosas y escóndanse hasta que yo llegue a por ustedes. —Les ordenó conteniendo las lágrimas.
Idiota de mierda.
— André... —se apresuró a decir esta, pero no le dio tiempo a más porque termine por colgar la llamada con prisa.
Mis nudillos se tornaron de un color rojizo y blanquecino en cuanto apreté el volante entre mis manos.
No la pude proteger a ella.
Pero ahora tenía el deber a las pocas personas que estaban fuera de esto, debía protegerlas, esconderlas o lo que sea.
Luego iría a por Madeleine aun así acabase con mi propia vida.
La secuestraron por mi culpa.
Todos me odiarían de salir vivos, pero al menos lo intenté.
Jamás me perdonarán esto porque también fui parte.
— Debí matar al maldito de Thomas en cuanto tuve la oportunidad. —siseo apretando los dientes con fuerza.
Presione el acelerador hasta escuchar el auto rugir tal cual león, mi vista se nubló ante la velocidad en que las cosas volaban a mi alrededor y la adrenalina e ira pura ahogo mi cuerpo.
Apenas yo pude salir con vida de él.
Un escalofrío me recorre el cuerpo en cuanto recuerdo nuestra última conversación antes de que yo saliese a buscar a Madeleine al estacionamiento.
— No... —murmuró poniéndome en pie de un salto. Pateo el taburete hacia una esquina haciendo que el choque de este resuene contra todo el salón haciendo un eco terrorífico.
