Capítulo 25 part II

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— ¿Desean algo más? —inquiere mamá dejando la taza de té delante de la señora

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— ¿Desean algo más? —inquiere mamá dejando la taza de té delante de la señora.

— Nada más, en otra ocasión más oportuna será. —manifiesta está optando por una postura tranquila.

— Espero está no se encuentre en un futuro muy lejano. —se mofa mi madre con un humor desgastado mientras toma asiento a un lado de ella en la enorme mesa del comedor.

No pudiésemos encontrarnos en peor situación.

La tensión que ejercía en aquella mesa emanaba casi en forma humana.

Thomas yacía a mi lado con un brazo en el espaldar de mi silla, observando la escena delante de nuestras narices con un rostro de que no podría importarle menos el tema de conversación que se tocaba ahora mismo.

— ¿Podemos dejar de postergar lo inevitable? —escupo en cuanto veo las intenciones de la señora para abrir la boca nuevamente.

Esta queda pasmada y no es de menos decir que esta vez mi madre no dijo nada, se mantuvo callada con la mirada perdida en el cristal.

— No estoy aquí sentada para hablar cosas de a futuro cuando mi vida y la de las personas que hago corren peligro. —manifiesto pensando exclusivamente en una persona.

— Descuida. —murmura Thomas a mi lado con una mirada perdida y una sonrisa agridulce. —Lo hará, no hay de otra ¿Cierto, Ada?

Esta desvío su mirada desde mí hacia Thomas en cuestión de segundos y así sucesivamente por lo que pareció una verdadera eternidad.

— Trate de hacerlo antes. —murmura rompiendo el hielo mientras aleja la taza de té de sí con la mano temblorosa.

Evitó mover mis fracciones al sentir la necesidad de fruncir el ceño al verle tan nerviosa después de que Thomas le hablase.

¿Sería verdad lo de aquella vez?

¿Sería ella realmente la madre de Thomas? Todo comenzaba a cobrar sentido.

¿Por qué la realidad de las cosas se contemplaba tan distorsionada?

— No me rendiré ahora que tengo la oportunidad. —sentencia observando mi rostro con una mirada lastimera.

Cicatrices pequeñas decoraban su rostro y no tuve que pensarlo dos veces para saber la razón de aquello.

— No debiste hacer aquello, no busques que te tome lástima. —escupo cruzando las piernas bajo la mesa.

— No buscó que tengas compasión.

— ¡Entonces cierra la puta boca con tus mierdas y comienza a decir algo que tenga sentido, porque mientras yo mejor comprendo por qué diablos la señora que está aquí sentada no es mi madre y por qué Thomas parece ser el hijo de un puto mafioso y tú te encuentres fuera de mi casa, mejor serán las cosas! —enfurezco golpeando la mesa con el puño haciendo que me doliese como mil demonios al instante —¡Mierda!

DESTRUCCIÓN +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora