Capítulo 20 : Feliz cumpleaños, Thomas.

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El día había llegado

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El día había llegado.

El cumpleaños de Thomas había llegado.

— ¡No te atrevas a llegar tarde, idiota! —chilla Gastón a través del teléfono en lo que voy poniendo las bolsas en el auto.

— Estoy saliendo para allá, calma el culo. —bufo poniendo los ojos en blanco mientras acomodo las bebidas adecuadamente —Thomas no llegará antes de que yo ponga un pie esa casa.

— Todos estamos aquí, Madeleine. Solo faltas tú, por favor no tardes. —ruega alzando un poco la voz en cuanto las voces a sus espaldas incrementaron.

— ¿Cuál es tu sed de ver a la chica? No me digas que también mueres por ella. —logró reconocer la voz de Saúl al fondo, haciendo que instantáneamente ponga los ojos en blanco.

¿Cómo a un no se ha caído por un Barranco?

— Voy en camino y las bebidas que faltan van conmigo, nos vemos en algunos minutos. —le aseguró dando media vuelta para inclinarme y tomar la última funda que yacía sobre el suelo.

Hago una mueca ante la fuerza que está ejercía al yo solo ocupar una mano.

— Confió en que llegues y podamos darle la sorpresa todos juntos. —prosigue haciéndome bufar.

— Que poca fe me tienes. —me mofo —Adiós Gastón. —y dicho aquello cuelgo la llamada, volviendo a deslizar el teléfono en el bolsillo trasero de mis pantalones para poder terminar acomodar las bolsas.

El día había comenzado con el mayor de los ánimos. Me sentía bien a pesar de que nada encajaba en mi vida. Hoy al menos podría ser una oportunidad de olvidarlo todo por al menos un segundo y relajarme.

Después de todo por aquello había comenzado mi relación con ellos.

Hoy Thomas cumplía treinta y dos años y mierda, aquel hombre parecía tal cual un exquisito vino.

Mientras más viejo mejor...

A pesar de que las dudas persistían y mi inacabada conversación con André seguía pendiente, lo único que pudo ocupar mi cabeza y la de los chicos desde hace tan solo pocas horas para acá era el cumpleaños.

No quería que mis nervios arruinasen algo que teníamos preparado desde hace tiempo así que decidí dejarlos disipar.

Sorprenderíamos a Miller una vez llegase del trabajo y nos viese a todos en su hogar ¿y luego? Bailaríamos, beberíamos y disfrutaríamos hasta el amanecer.

A lo mejor después pudiésemos hablar tranquilamente, después de todo lo que sucedida ahora mismo eran posibles secuelas de un pasado violento que pudiese atormentar a Thomas hoy en día.

En realidad nada tenía que ir mal más que su propia cabeza e ideas.

Las cosas parecían tan confusas, pero solo porque yo deseaba más respuestas.

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