Capítulo 10 : Pelea y lucha.

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— ¿Segura de que te sientes cómoda? —inquiere, André, deteniendo el auto frente a lo que parecía un extenso local sucio y abandonado —Entiendo que la carrera ilegal pueda llenar de satisfacción y éxtasis tus extrañas, pero estas peleas suelen ser ...

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— ¿Segura de que te sientes cómoda? —inquiere, André, deteniendo el auto frente a lo que parecía un extenso local sucio y abandonado —Entiendo que la carrera ilegal pueda llenar de satisfacción y éxtasis tus extrañas, pero estas peleas suelen ser agresivas, Madeleine.

— No tienes que preocuparte por mí —murmuró, observándole con una sonrisa cariñosa la cual este no tarda en corresponder.

— Pero lo hago y tú no podrás hacer nada para evitarlo —murmura, apagándolo y sacando las llaves —Los demás ya están dentro, estamos a tiempo de escapar e irnos.

No me contengo al dejar escapar una risa y negar apresuradamente.

— Vamos a entrar y vamos a ver esa maldita pelea, André —sentenció —luego saldremos y nos emborracharemos o a lo mejor vayamos a casa y platiquemos.

André hace una mueca y niega a lo que acerca su mano a mi rostro y arregla mi mechón de pelo suelto.

Me muerdo el labio inferior ante la calidez que su tacto me hacía sentir.

— ¿En quién te estamos convirtiendo? —murmura como un padre triste.

Frunzo el ceño, confusa.

— A quien estoy descubriendo mejor dicho —mencionó —Me agrada esta parte de mí.

André pone los ojos en blanco y se inclina sobre la pequeña distancia que se interponía entre nosotros, dejándonos cara a cara.

Mi respiración parece detenerse en cuando comprendo lo personal e íntimo que se había convertido el aire a nuestro alrededor en cuanto André, sonrió con su mirada clavada en mis labios.

— Me agrada esa parte de ti, todas las partes que puedas tener supongo ¿te basta? —murmura, haciendo que su cálido aliento choque contra mis labios.

Respiro hondo y asiento sintiéndome casi hipnotizada.

— Me basta —sentenció, tragando en seco.

André me guiña un ojo y brinda un diminuto beso en mi mejilla antes de alejarse por completo y abrir la puerta a su paso.

— Será mejor que vayamos a por ellos —contesta, saliendo del auto —La pelea debe estar a nada de empezar.

Me limito a asentir fundida en el silencio y a salir del auto al mismo paso que este. Una vez fuera y en pie apreció la vista del destruido local frente nuestras narices, metiendo directamente las manos en los bolsillos de mi chaqueta de cuero.

Nada a nuestro alrededor parecía mantener vida propia. Sin más un mal y desolado barrio a oscuras y en ruinas. Los faroles apenas y enfocaban algo.

— Eso no se ve en funcionamiento —murmuró, ladeando la cabeza.

— Nada ilegal debe parecer en funcionamiento, hermosa —se mofa, André como si aquello fuese lo más obvio.

Y lo es.

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