Epílogo.

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Cinco años después

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Cinco años después.

Cinco años después.

Lo he logrado.

A primera hora de la mañana no podía creerme que observaba por última vez lo que fue mi lugar seguro por años.

He llegado al final a pesar de haberme derrumbado una y mil veces.

Lo hice.

No me podía creer lo que sucedía a mi alrededor. No podía verme a mi misma varada enfrente de aquella institución sabiendo que sería la última vez que la vería.

Mi pecho se hinchaba de felicidad y orgulloso.

Había vencido esa parte de mi que deseaba destruirme después de tantos años.

— Mierda, mujer. —chasqueo la lengua felicitándome a mi misma como una madre orgullosa.

De una u otra forma cuando lograbas salir del hoyo que te arrastra, cuando entiendes el poder que tu mente tiene sobre ti misma y lograr de alguna manera ser más fuerte que ello te sientes invencible.

Yo lo estaba logrando aunque de aquí a allá aún faltase un largo camino.

Había muchas heridas que curar y sanar aún.

Pero por lo menos había superado a uno de mis mayores enemigos, yo misma.

La brisa chocó tenuemente contra mi piel y pelo, haciendo que este revolotease por los aires de una manera liviana.

De aquella forma me sentía. Liviana.

Me analizaba en el reflejo del cristal enfrente mío y veía a alguien totalmente diferente a la persona de hace cinco años.

Enfundada en un vestido blanco, una chaqueta de cuero negra y unos tacones del mismo color veía a una Madeleine diferente.

Había comenzando a cuidar de mi en el momento en que supe que mis traumas no lo harían y que las personas que amaba tampoco.

Había ganado peso y color, ahora mi larga melena había desaparecido dejando paso a un pelo corto y que apenas me llegaba hasta los hombros.

Aveces los cambios te hacen sentir como que todo lo pasado recae en esa persona que eras antes, no en la que eres hoy en día y de esa manera me sentía.

Alzo la mirada por lo alto observando el nombre del lugar que me acogió por años.

New York Psychotherapy and Counseling Center.

En medio de las ruidosas y movidas calles de New York.

Aquel lugar me acogió en el momento en que creí que sería incapaz de seguir adelante.

— Maldita sea, al fin me deshice de ti. —murmuró con un tono burlesco.

De todas formas, agradecía que aquel lugar hubiese sido una de las tantas cosas que me salvaron.

DESTRUCCIÓN +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora