Capítulo 33 : Esta primera, única y última vez.

3.7K 374 395
                                    

— No entiendo como pudiste creer que yo sería capaz de hacerte cosas como esas

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

— No entiendo como pudiste creer que yo sería capaz de hacerte cosas como esas. —murmura en mi oído con un tenue y cálido tono de voz.

De pronto aquella persona a mis espaldas volvía a comportarse como el Thomas que siempre conocí.

Del Thomas del cual me enamore profundamente y que para mí era el verdadero.

— En mis sueños se sintió muy real... —murmuró acariciando sus manos las cuales se encontraban en mi cintura.

Me rodeaba con sus brazos asegurándose de que jamás pudiese escapar de ellos.

Yo tampoco lo intentaría a pesar de poder hacerlo.

Era media noche y me encontraba entre brazos de Thomas, los dos completamente desnudos y a oscuras en su habitación.

Luego de un largo día de trabajo de parte de los dos, al final lo único que quedaron fueron las ganas de sentir la presencia del uno del otro.

Contaba las horas para verle nuevamente y aquí estábamos.

Acabe contándole mis sueños sin sentido. Algunos en los que corría de frutas que cobraron vida hasta él, abandóname con un corazón destrozado.

Los dos iguales de fantasiosos, pero uno terrenal y que era consiente podía ocurrir en cualquier momento en un futuro.

Thomas podría abandonarme, sin embargo, prefería no pensar en ello y mantenerlo como una fantasía.

— ¿Imaginaste que algún día tú y yo llegaríamos a esto? —inquiere en un sublime susurro en mi oído

Frunzo el ceño extrañada ante su pregunta.

Siento un cosquilleo plantarse en mi estómago al imaginar el camino que tomaría la conversación una vez respondiese.

¿Nos vería seguir adelante luego?

A lo mejor, como una pareja formal...

Sintiendo la calidez consumir mi cuerpo, no es mucho el esfuerzo que hago para darme media vuelta y quedar cara a cara con este.

Deslice las sábanas más hacía arribar para terminar por cubrir la desnudez de mis pechos.

Me deleité al observarle en una posición tal relajada y cercana. Recostado con el rostro en la palma de su mejilla mientras su brazo se apoyaba de la almohada con el codo.

Mi rostro ardió al examinarle con ojo clínico y darme cuenta por milésima vez de lo condenadamente bueno que estaba Thomas.

El calor que emanaba de su cuerpo era simplemente celestial.

Su mirada, su figura, todo era algo fuera de lo normal.

— ¿A estar acostados y hablar luego de tener sexo? —murmuró esbozando una sonrisa torcida.

DESTRUCCIÓN +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora