Capítulo 34 : Game Over.

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POV ANDRÉ

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POV ANDRÉ

¿Dejaría que me viese? ¿O huiría mucho antes de que tuviese la oportunidad de abrir los ojos?

Lo que menos podía ser era un cobarde después de todo.

Le debía un mundo de explicaciones a Madeleine, aún después de eso ella me odiase para siempre.

La habitación del hospital permanecía fría y casi a oscuras. Los pitidos y sensores de las máquinas conectados a su cuerpo me hacían sentir hundido en la miseria y temeroso de que pudiese perderla.

Sostenía su mano las veinticuatro horas del día mientras en mi cabeza rogaba porque no la soltase nunca.

Me costaba mover un músculo de esta silla, me costaba alejarme de aquella cama porque significaba alejarme de ella nuevamente y detestaba la idea de hacerlo.

Mi cuerpo respondía ante ello, pero ya yo había decidido ignorarlo.

No me alejaría de Madeleine hasta que despertase y luego me alejase ella por su misma cuenta.

Estaría agradecido de hacer algo que le haga sentir paz aun sea el que ya yo no esté en su vida más.

Un escalofrío recorrió mi cuerpo en cuanto mi cerebro me devolvió de golpe y de vuelta a la
realidad.

Mis pensamientos simplemente se esfumaron porque ni siquiera había algo en lo que pensar.

El aire acondicionado de aquella diminuta y oscura habitación me caló hasta los huesos y el permanecer sentado sobre aquella silla de metal aún lado de Madeleine solo hizo entumecer mi cuerpo.

Fruncí el ceño y con una delicadeza extrema y un pesar tortuoso, terminé alejando mi mano de la de Madeleine la cual yacía tal cual ángel sobre la camilla.

¿Cuando despertarás?

Ya han pasado días desde entonces...

Suelto un suspiro lastimero antes de negar con la cabeza y hundirme más en aquella silla.

— Joder. —murmuró deslizando la mano por mi cuello mientras le masajeo con delicadeza.

Cerré los ojos inconscientemente mientras aprieto los párpados.

Los huesos se tronaron sin pensarlo y mis hombros se relajaron al sentir como algo de tensión abandonaba mi lecho.

Apenas y eran eso de las ocho de la mañana, pero a lo largo de toda la noche y madrugada me fue imposible pegar un ojo.

Sentía que Madeleine saldría de aquel coma en cualquier momento, pero en realidad nada nunca sucedía.

— Deberías considerar el irte a casa... —susurra aquella voz ronca y partida a mis espaldas, sacándome el alma del cuerpo por una brevedad de segundos. —Al menos por unas horas.

DESTRUCCIÓN +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora