Capítulo 14 : I wanna die.

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A lo mejor no debí escaparme

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A lo mejor no debí escaparme.

Amanecería en menos de media hora y aquí me encontraba.

Disfrutando del tenue sonido de las olas chocar contra sí.

Sentada sobre la arena en la orilla de una espléndida y solitaria playa.

La noche había no podría haber transcurrido de peor manera y lo detestaba porque se suponía que debía ser de las mejores antes del viaje.

No había lugar para cancelar nada y mis ganas de asesinar a la idiota de Blaze tan solo incrementaban.

— Odio esto —murmuró para mi misma. Me cubro el rostro con las manos y suspiro resignada.

¿Por qué lo hizo?

¿Por qué la llevó?

Después de un largo rato muriendo internamente por una borrachera, pude comer algo preparado de manera casera por André, el sueño nunca llegó a mí, pero sentía que poco a poco iba recobrando sentido de mi persona, a pesar de sentirme asfixiada en aquella casa.

No volví a cruzar palabras con Thomas, ni siquiera le vi y tampoco deseaba o tenía intenciones de hacerlo.

Tan solo deseaba irme y así lo hice, tomé mis cosas y me largué de allí a solas y a pie.

La noche parecía alargarse por cada minuto que pasaba convirtiéndolos en horas eternas. Ni siquiera podía mirar atrás y procesar todo lo que había sucedido y ni siquiera había amanecido.

Aunque los atisbos del cielo me indicaban de que no faltaba mucho para aquello. Poco a poco todo a mi alrededor comenzaba a cobrar un poco de luz.

Ya no se sentía tan oscuro y consumidor.

Ladeo la cabeza enfocando mi audición en aquellas lejanas pisadas que deseaban mantenerse indiscretas.

En el fondo siempre lo supe. Algo que anotar a la lista.

André Miller definitivamente no sabe disimular.

Me reclino hacia atrás plantando las manos sobre la picosa arena, esbozando una diminuta sonrisa sin siquiera poder evitarlo.

— ¿Se puede saber por qué te fuiste? —inquiere en un tono ronco, pretendiendo así sobresaltarme.

Hoy llevo la delantera al menos en una diminuta cosa.

Le vi salir.

Suspiro y me encojo de hombros volviendo la vista al mar, sintiendo el sereno de una tranquila madrugada abundar mi cuerpo y más allá.

— No me apetecía quedarme ni un segundo más en su acogedor y agradable hogar —me sincero con desdén y de manera sarcástica.

Percibo como sus pasos se detienen a mis espaldas y podría apostar millones a que su rostro ahora mismo estaba más allá de perplejo y desfigurado.

DESTRUCCIÓN +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora