"Quiero cortarte de mis sueños."
No había límite que se interpusiera entre él y yo.
Yo fui capaz de amarte y lo hice.
Fuiste capaz de destruirme y lo hiciste.
Una obsesión disfrazada de amor ante mis ojos.
- No de alguien como yo, se que hacer pa...
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Cuatro meses después.
Veo a través de la ventana una y otra vez, luego tan solo termino por tumbarme en la cama o por los suelos.
Era difícil tenerle lejos.
Sentía miedo por las horas en las cuales él no estaba presente.
Estaba aterrada.
Abrazo mis piernas hecha una bolita en la esquina de mi cama.
Las horas, días, semanas y meses corrieron tras el cumpleaños de Thomas.
Y con seguridad podía decir que estos cuatro meses de mi vida no los reemplaza por nada del mundo.
Poco a poco fui olvidando lo ocurrido horas antes de su cumpleaños. Aquella mujer estaba loca y esa era la única explicación a aquello y por supuesto a sus comportamientos.
Ella no sabía absolutamente nada.
Nos acosó a mí y Thomas por mucho y listo.
Todo estaba bien.
— Todo está bien... —susurró para mi misma pasándome las manos por el pelo con inquietud.
Todo estaba bien y no porque yo me autoconvenciese de ello.
Porque con El Paso del tiempo ellos me lo aseguraron una y otra vez.
No había manera en la que yo pudiese desconfiar de ellos después de todo lo ocurrido, además no había señales de que las cosas fuesen mal. Desde hace cuatro meses que tanto mi vida como yo misma parecemos encontrarnos en el mejor punto.
Luego del cumpleaños de Thomas y sus cortas y seguras palabras en la oficina, decidí que el miedo y la ansiedad dejarían de tomar las decisiones por mí.
— Gracias a ti, preciosa. —susurra aferrando sus manos a mi cintura. —Gracias por permanecer a mi lado a pesar de todo.
Trago en seco con fuerza y aprieto los párpados.
Por favor no...
— Lo deseo así —confieso y relamo mis labios alejando mi rostro de su cuello - ¿No hay más? —inquiero por lo bajo mientras le observo directo a los ojos.
Thomas sonríe confuso.
— ¿Qué te refieres?
— Lo que me dijiste fue la única y verdadera cosa qué pasó, no ocurrió algo peor. —sostengo escaneando su rostro.
Thomas suspira y niega mientras suelta una leve caricia en mi mejilla.
— No, nada más. Puede parecerte que a lo mejor hice cosas peores, pero tan solo son las secuelas de mis propias acciones las que me atormentan hoy en día, la droga es un problema real, Madeleine. Acaba con miles de vidas y por poco acabo con la mía. —sentencia haciendo una mueca lastimera.
