Capítulo 2 part II : Hasta mañana, Thomas.

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— Ya lo creo —susurra, ladeando la cabeza

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— Ya lo creo —susurra, ladeando la cabeza.

— ¿Y qué me dices de ti, Thomas? —planeó sobre la mesa, dirigiéndome hacia el mismo de una manera desafiante. Clavo la mirada directo sus ojos, intrigada. —¿Qué has estudiado?

No voy a perderme la oportunidad de molestar un poco.

Este achica los ojos y entreabre los labios, apoyando los codos sobre la mesa, inclinándose en mi dirección de manera ruda.

Enarcó las cejas y espero su respuesta ansiosa.

Oh Chico, cuidado con lo que dices.

— Creo que será mejor...-carraspea, mamá, pero se ve interrumpida por él.

— Nada —sentencia, de manera seca, apoyando su mandíbula en sus apretados puños —Absolutamente nada y aun así dirijo un maldito hotel.

— ¡Thomas Miller! —le reprocha la mamá, indignada.

Un cosquilleo atraviesa mi cuerpo de pies a cabezas dislocándome.

Este retrocede y vuelve a desplomarse sobre su asiento dejándome con una buena respuesta plantada en la cara.

Sonrió abiertamente y asiento despacio.

— No te juzgue —me excusó, de la manera más falsa mientras me cruzo de brazos.

Este me examina de arriba para abajo y devuelta mientras frunce el rostro.

— Creo que es suficiente —sentencia, André, ante el incómodo silencio que se había formado en la mesa.

— Sí, creo que es suficiente —murmura, Thomas, echando la silla hacia atrás para ponerse de pie de un salto —Si me disculpan —agrega, desviando la mirada a mamá —Señorita Jones, ¿podría ir a su patio por un momento?

Mama enarca la ceja y asiente sin agregar mucho más.

Este me da una última mirada atenta y rápida, antes de deslizarle hacia el panel de cristal que daba al patio.

Mi mirada se queda clavada en la dirección que tomo, haciéndome sentir tentada a seguirle.

Me muerdo el labio inferior con fuerza y aprieto las piernas bajo la mesa.

— Será mejor que retómenos otro tema de conversación, disculpe los nefastos modales de mi hijo —se excusa, Hugo, con un semblante amargo.

— Descuide...-murmura, mamá, rascándose la nuca —Plena juventud adulta.

El tema de conversión pareció recobrar vida para ellos, pero para aquel momento yo me encontré perdida y no pude aguantar ni un minuto más junto a ellos.

— Lo siento —anunció, poniendo en pie de manera apresurada y rápida —Necesito ir a tomar algo de aire fresco, si me disculpan.

Mama queda atónita ante mi repentina interrupción, pero mucho antes de que estos pudiesen decir algo, ya yo me encontré haciendo la puerta de cristal a un lado para dirigirme al patio.

DESTRUCCIÓN +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora