Capítulo 7 parte II

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— Madeleine y yo iremos contigo en esa carrera —sentencia

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— Madeleine y yo iremos contigo en esa carrera —sentencia.

— ¡Ja! ¡Ni una mierda, Thomas Miller! —sentenció, cruzándome de brazos —No planeo morir hecha papilla en una carrera ilegal.

— ¿Puré de papá? —inquiere, recostado de la puerta trasera del auto.

— ¡Thomas! —chillo, histérica y este ríe plácidamente —¿Cómo tienes los huevos de reírte? —agonizó, mirando hacia nuestro alrededor.

Todos se preparaban a sí mismo y a los autos para comenzar.

Nos habíamos movilizado y justo ahora yacíamos a un lado del auto de carreras de Saúl, esperando impacientes o más bien yo esperando impaciente para huir como alma que lleva al diablo.

— Ey —alega, descruzando mis brazos y tomando una de mis manos entre las suyas —Iremos en el asiento trasero, disfrutando de la euforia, nada puede pasarnos, relájate.

— Puedo asegurarte que puedo relajarme teniendo el culo sentado en una silla lejos de estos autos...-murmuró, con tono agridulce.

Este frunce el ceño y hace una mueca disgustada.

— Madeleine...

— Será mejor que se pongan en sus puestos —avisa, Saúl llegando a nuestro lado e interrumpiéndonos —La carrera esta por empezar —sentencia, dándole media vuelta al auto.

Le sigo con la mirada atenta a aquellos ojos burlones.

Odette no tarda en llegar y pasarnos por el lado sin siquiera dirigirnos la mirada y tal cual Saúl hizo, abrió la puerta del auto y se metió cerrándola de golpe.

Hago caso omiso a sus infantiles acciones y bufo.

Me muerdo el labio inferior y vuelvo hacia Thomas.

— Madeleine...-insiste, con una mirada persistente —Nos vamos a divertir —asegura, esbozando una leve sonrisa.

Deja el miedo de lado.

Sabías a donde venías ¿qué esperabas?

— No podemos vivir del miedo, Jones —finaliza, enderezando su cuerpo y soltando mi mano con delicadeza.

— ¡Un minuto! —gritan en los altavoces colgados a extremos del lugar.

Un jadeo se escapa de entre mis labios temerosos, pero decidida en una pequeña minoría.

— ¡Chicos, entren o los dejamos atrás! —chilla, Odette desde el asiento delantero.

— ¡Bien! Mierda —sentenció y el rostro de Thomas estalla en mil colores —Entra al auto ya —le insisto, deseosa de no morir aplastada

Este actúa de manera frenética, abriendo la puerta del auto con agresividad y entrando de la misma manera y yo por mi parte, no tardo en seguirle los pasos cerrando la puerta fuertemente una vez me encuentro sentada a su lado.

DESTRUCCIÓN +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora