Murata

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Aquella noche tan llena de silencio, apoyó su espalda con suavidad en la pared tratando de no lastimar más sus cicatrices.

Miraba hacia la ventana cuya cortina estaba corrida, esa noche nevaba, los copos de nieve caían lentamente hipnotizando al ángel.

Es... Tan hermoso.

Dijo para si mismo, amaba ver aquella nieve, siempre deseó poder verla cayendo con su adorado humano, aquel que se encontraba descansando en su cama.
Su dolor había disminuído, era ahora soportable, pero aún así, preocupante.

Sabito, el muchacho con el cual Giyuu sostenía una relación romántica, había estado engañando a este aún estando enfermo de gravedad, aún sabiendo que su vida podría acabar pronto, aún así, sin más, sin sentir culpa, estaba con otro.

Tanjiro apoyó si mejilla en su rodilla sin apartar la mirada de la ventana.

— Cuando despierte no lo recordará. — Suspiró.

Para Sabito, aquello que vivió con aquel joven de nombre "Murata" no sería más que un sueño, incluso podría ni ser eso.

En estos momentos, él no despertaba aún del incidente, parecía que no lo haría pronto, por lo que le resultaba más fácil a Tanjiro, dejarlo en su cama al lado del chico sin cabellos.

¿Estás bien?

Le preguntó una voz que provenía justo al lado de él, hacia donde no miraba.

— Kyojuro-sama, ¿Necesita algo de mi parte? — Preguntó aún sin apartar la vista de la nieve.

— No, solo estoy preocupado por ti, no pareces el mismo. — Se acercó más al joven Ángel tomando asiento al lado de él optando por tomar la misma posición, mirando hacia la ventana. — ¿Muzan te ha hecho daño?

Tanjiro negó lentamente.

— Mis alas... Solo son un pequeño precio a pagar por la seguridad de Giyuu. — Dijo tranquilamente. — ¿Sabes? Sentí... Como si alguien estuviera tirando de mis alas, quemaba desde atrás hacia todo mi cuerpo, era... Extraño, como... Como... Ah, no se explicarlo, el dolor sigue siendo algo nuevo para mi.

En ese momento, Kyojuro tomó su forma humana.

— ¿Q-que...? — Tanjiro apartó la mirada de la ventana al notar aquello. — ¿C-como...?

— Tanjiro. — Comenzó a hablar con suavidad manteniendo una sonrisa en él. — ¿Realmente no recuerdas nada?

— ¿S-sobre... Que?

— Tu pasado.

El joven Ángel negó.

— Aunque... Tuve un sueño, ¿Sabe, Kyojuro-sama? — Estiró sus piernas a lo largo de la cama y miró la punta de sus dedos. — Yo no tenía esto. — Señaló su aureola brillando tenue. — Vestía ropas muy sucias, mi cabello era largo y lleno de mugre, no tenía zapatos y tampoco parecía tener hogar. — Tanjiro comenzó a mover los dedos de sus pies. — Pero, justo en ese momento, cuando creí que todo estaba perdido, cuando me acusaron falsamente de robar... Apareció alguien, ¿Un ángel? Realmente no lo sé, no parecía tener alas, mucho menos aureola, era más bien... Una cola y orejas extrañas. — Sonrió. — Llámeme loco, pero era extrañamente parecido a usted.

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