El chico del parque

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Se encontraba acostado en su cama mirando como su pareja arreglaba su ropa luego de ducharse.

Sus cabellos duraznos los revolvió con una toalla para secar la mayor parte de este junto a su rostro.

— Volveré ¿De acuerdo? No creo tardar mucho tiempo.

El azabache asintió sin decir palabra, simplemente se encontraba feliz por la decisión que ambos tomaron, aquella que hacía un tiempo habían acordado, pero finalmente se llevaría a cabo.

— Traeré mi ropa primero, poco a poco el resto de mis cosas, ¿Te parece?

— Si, estaré esperando aquí.

— Estaré llamando cada medio hora para saber cómo estás y también para informarte sobre mi avance en el equipaje.

— Claro, no te preocupes.

— Bien, me voy. — Se acercó lo suficiente para poder depositar un beso en la frente de su pareja. — Ten mucho cuidado, si te sientes mal intenta llamarme y vendré corriendo.

Él le acariciaba con amor la mejilla notando la tristeza en sus bellos ojos azules estando inflamado por haber llorado hace un par de horas.

— Me voy, te amo, Giyuu. — Y sin decir más, a pasó rápido salió de la habitación escuchando también como la puerta principal era cerrada.

Suspiró y se dejó caer de lado a la cama mientras abrazaba una almohada, no quería llorar, ya había llorado lo suficiente y no había ni una sola lágrima más. Tomó el control del televisor y buscó algún programa que ver, cualquiera que le resultara divertido, pero fue en vano, no había nada bueno.

¿Se enojará si salgo?

Dio un par de vueltas en la cama aun abrazando la almohada mientras debatía si salir a tomar aire fresco o quedarse encerrado en su solitario cuarto.

Volveré antes de que me llame.

Se levantó de su cama y comenzó a buscar entre sus ropas algo que ponerse para dar un pequeño paseo, solo iría a tomar aire, nada más allá de eso, no tardaría mucho.

Se decidió finalmente por una camisa tipo polo azul, unos pantalones negros y sus tenis de siempre. Se miró al espejo para arreglar sus cabellos desordenados en una coleta baja como de costumbre y se dirigió a la entrada principal tomando del perchero su abrigo café pues fuera aún hace frío aunque el invierno ya está pronto a terminar y dar paso a la hermosa primavera.

Finalmente salió cerrando la puerta con seguro.

Afuera había pocas personas caminando, él no le prestaba atención a nadie, simplemente veía sus pies contando los pasos que daba llevando sus manos dentro de los bolsillos de su abrigo.

Afuera hacía frío, no lo negaba, pero nada que no pudiera soportar, quería despejar su mente.

Sin darse cuenta, llegó al parque de su localidad, ahí había algunos niños jugando siendo vigilados en todo momento por sus madres, él recordó cuando su madre era así de cariñosa y no alguien que le dio la espalda por una cosa tan insignificante.

Tomó asiento en una de las bancas y estiró sus piernas manteniendo aún sus manos en la chaqueta.

Que frío...

Tiró su cabeza hacía atrás dejándola descansar en el respaldo de la banca y cerró sus ojos unos minutos.

Pronto tendría que presentar una carta explicando que dejaría de trabajar un tiempo ilimitado o permanente debido a la terrible enfermedad que le estaba torturando.

A year with youDonde viven las historias. Descúbrelo ahora