Siempre conmigo

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POV'S GIYUU

Toda mi vida... Lo he sentido a él y sin necesidad de verlo se que está a mi lado.
En mis buenos y malos momentos está ahí cubriéndome con sus grandes alas y su buen corazón.

Tengo un borroso recuerdo de cuando era un bebé, un chico vestido de blanco seguía de cerca mis pasos y una leve voz me hablaba intentando entablar una conversación conmigo, pero todo este tiempo pensé que era mi mente jugándome algunas bromas o simplemente la imaginación de un niño, como esos niños que crean amigos imaginarios para no sentirse solos.

Al crecer, deje de verlo.

Pero estaba ahí.

— Tanjiro yo... Te vi en muchos de mis sueños, siempre me protegías, ¿Recuerdas cuando te vi por primera vez en el parque? Cuando te mire fijamente de pies a cabeza no sabía si era un sueño o eras tú de verdad. — De mi bolsillo saqué una pluma blanca con algunos filamentos grises. — Encontré esto en tu habitación en una ocasión, al inicio pensé que se trataba de un ave que había entrado por tu ventana, pero me di cuenta de que no fue así cuando vi que la misma estaba cerrada.

— Fui tan... Descuidado.

Reí porque no esperaba que Tanjiro dijera esa respuesta.

— Para nada, ¿No crees que tarde o temprano debía descubrirlo? Pues se llegó ese día.

— ¿Por que no estás asustado de mi?

— Aunque lo supe todo el tiempo, me enamoré de ti y aún eres ese con quien quiero pasar mis días, tardes y noches, hasta mi último respiro, ¿Podrías cumplirse eso?

Tal vez soy egoísta al querer retener a un ser angelical aqui en la tierra, a encadenarlo a mi, un simple mortal que realmente no tiene mucho para ofrecerle, pero si puedo ser egoísta una vez en la vida, quiero que sea en este momento.

— Claro que aún estoy dispuesto a casarme contigo. ¿Realmente es lo que quieres? Estoy siendo corrompido por el mismísimo rey demonio y te he atacado un par de veces, ¿Aún así quieres?

— Y si por tu mano he de morir, que así sea, pero contigo al lado. — Señalé sus aretes, analice que tal vez eso es lo que lo hace ser tangible para mí pues nunca lo he visto sin ellos hasta hoy y es justamente cuando está en su forma etérea. — Quiero casarme contigo con tu verdadera forma, puedes guardarlos para cuando sea realmente necesario.

Entonces Tanjiro apretó los aretes y los guardó en uno de los bolsillos de su pantalón.

Probablemente fueron minutos enteros, o segundos, no lo sé... Pero me tomó mucho tiempo para apreciar al hermoso ser que tengo frente a mí y el cual estaba a punto de volver en mi esposo.
No hay cosa que no me guste de él, es como mi ser amado, el destinado a mi.

Entonces, la puerta del lugar se abrió dejando ver a un joven de largos cabellos rubios con puntas naranjas que llevaba consigo un libro bastante desgastado y viejo en su brazo. Asumí que él era el hermano de Tanjiro en el momento que al verlo su rostro fue de pura sorpresa.

— ¿Que esta pasando aquí? — Preguntó con seriedad.

Tanjiro dio un par de pasos hasta quedar frente a su hermano, al inicio estaba dudando si hablar o tal vez en como hablar pues su boca se abría más no salía ninguna palabra de ella, así, un par de veces hasta que ordenó las ideas para decirlas.

— Sabe de nosotros y aunque lo sepa quiero casarme con él. — Directo, justo al punto sin titubear.

Su hermano me miró analizando cada centímetro de mi, cada célula que compone mi cuerpo destruido, intentando averiguar porque parece ser que estoy tan calmado ante la presencia de un ángel con pureza manchada.

— Yo también quiero.

Entonces él... Extendió sus alas, las más grandes que jamás haya visto, su ropa entera cambio, paso de vestir un traje y corbata negras a una ropa similar a la de Tanjiro, blancas cual nubes en el cielo.

— Tanjiro, ante el poder que se me brinda por ser mano derecha de Dios padre, ¿Aceptas a este humano como tú legítimo esposo uniendo tu alma con la de él hasta el fin de los tiempos, hasta que ambos se conviertan en polvo de estrellas de un universo olvidado en el bastó infinito?

Su voz resonaba por toda la habitación, una voz solemne y llena de autoridad, cuya presencia podría sentirse sin la necesidad de verlo.

— Acepto darle mi alma entera al humano de nombre Tomioka Giyuu, por hoy y para siempre por los siglos de los siglos y el eterno infinito.

La boda y los votos comenzaron sin previo aviso.

— Humano que se hace llamar "Tomioka Giyuu" que está viviendo su segunda vida en este universo, ¿Aceptas a este ser etéreo como tú legítimo esposo, tu legítimo segundo y primero, el mismo que da su alma para unirla a la tuya y ser uno por siempre y para siempre?

El hermano de Tanjiro daba un poco de miedo, pero su presencia regia y gracia impone respeto y se que habla con la propiedad debida ante una situación así.
Se que me veo como la mierda, no tengo nada que ofrecerle a alguien tan puro como él, pero Dios, yo lo amo más que a nada, lo adoro y la necesidad de estar con él es inmensa.

Quiero despertar con él todos los días a mi lado, decirle cuánto lo amo, cuidarlo, brindarle un hogar aquí en la tierra, quiero todo eso, solo si es con él.

— Acepto, sin importar nada, acepto.

— Desde hoy y por toda la eternidad... — Él me señaló a mi y de mi pecho salió una pequeña bola de luz casi apagada, muy tenue y débil.

Asumí que esa era mi alma pues justo en ese momento... Tanjiro se convirtió también en una esfera, todo él, una esfera más grande que la mía, más brillante, más hermosa y etérea, aunque a un costado suyo había una leve mancha negra casi imperceptible seguía siendo para mí, el alma más pura de la vida.

— Ustedes seran uno solo, nada los podrá separar, ni nuestro Dios, ustedes son ahora una sola alma.

Ambas esferas se unieron mezclandose entre si, noté como mie tras estas se unificaban, la mancha negra desapareció por completo dando a lugar a una esfera dorada tan reluciente como el oro pulido.
Nuevamente esa esfera se fraccionó y la mitad de ella regresó a mi,  o como antes, ahora parecía más viva.

Mi Tanjiro, mi todo... Él también volvió, su cuerpo se materializó nuevamente y fue ahí que noté... Sus alas, sus hermosas y suaves alas había vuelto, esas tan esponjosas como las nubes en el cielo se extendidas con gracia aleteando suavemente hasta esconderse en su espalda.

— Pueden vivir en paz.

El hermano de Tanjiro cuyo nombre no recuerdo, desapareció dejándonos a los dos solos en la habitación.

Él no podía creer que sus alas habían vuelto pues volvió a extenderlas apreciandolas, tocando sus plumas puras y blancas, admira do su aureola ahora completamente dorada y sobretodo todo, admirandome a mí.
No entendia el porqué.

— Tu cabello... ¡Tu piel! — Él se abalanzó hacia mí y como cosa extraña, aún estando en su forma etérea... Pudo tocarme.

Y su abrazo fue un gozo al corazón.

A year with youDonde viven las historias. Descúbrelo ahora