Corte

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Sábado, un día después de la última quimioterapia de la semana, Tomioka Giyuu aún se negaba a sentarse en la cama para comer pues le parecía repugnante el simple hecho de ver algo que tuviera que llevar a su boca y no tuviera sabor.

- Giyuu-san, es hora de comer. - Habló Tanjirou en un tono bajo y dulce, su mirada demostraba la preocupación que sentía por el joven. - Sabito-san dejó hecho puré de manzana y avena. - Tomó asiento al lado de la cama del humano y dejó descansar la charola sobre sus piernas.

No hubo respuesta del contrario, él se quedó en la misma posición, envuelto y dándole la espalda al ángel.

- Debe comer algo, su cuerpo debe de obtener nutriente. - Tomó una cuchara y la introdujo dentro del puré levantando un poco del contenido y dejándolo caer nuevamente en el plato. - No queremos que la comida que Sabito-san hizo se eche a perder.

Aún nada, Giyuu solo se removió en su lugar.

El joven angel suspiró, aún no se rendía, haría cualquier cosa para que el azabache probará bocado al menos.

Se puso de pie para dejar la charola sobre la mesita y salir de la habitación, Sabito le había dicho que si su novio no quería comer, se lo hiciera saber, no para regañarlo, más bien para hacerlo "entrar en razón".

- Espera. - Se detuvo en el marco de la puerta al escuchar una voz muy suave y débil que le llamaba.

La idea de ir por el teléfono se había esfumado y vaya que agradecía mucho eso, aún no se acostumbraba a usar algunas cosas de la vida diaria humana, Yoriichi no le había dado el conocimiento necesario para esas cosas y constantemente se preguntaba la razón, hubiera sido de mucha ayuda, no solo en lo que a cosas médicas de refería.

Cocinar hubiera sido un buen conocimiento, padre.


— ¿Se le ofrece algo, Giyuu-san? - Giró sobre sí mismo para mirar al humano "mayor" quien se había sentado en la cama cubriendo su cuerpo entero con su sabana azul.

El joven se escondió un poco entre las sábanas dando a notar su vergüenza.

- ¿Porque está apenado? ¿Hice algo que no debía? - El rostro de Tanjirou demostraba preocupación para con Giyuu.

De inmediato, él negó.

- Quiero... Pedirte un favor. - Aún no levantaba su rostro, seguía escondido entre sus sábanas.

- ¿Eh? Claro, lo que usted necesite, Giyuu-san.

Pudo notar con los ojos azules de su humano se llenaban de lágrimas y por medio de esa extraña conexión que tenía con él, pudo sentir la tristeza emanando.

Giyuu tomó aire y ordenó las palabras en su cabeza, lo que iba a decir, en definitiva era algo que no quería hacer, pero tenía qué.

- ¿Sabes cortar... Cabello?

Aquella petición era algo que no se esperaba.

Giyuu miró de reojo al enfermero que le cuidaba, este se había quedado estático ante lo que había dicho, sus ojos estaban muy abiertos al igual que su boca, él llevó una mano al pecho y la cerró, como si a él también le doliera.

- ¿Q-que?

Y en definitiva, aquella petición si le había dolido, sabía lo importante que era para su humano tener el cabello largo, se lo había dejado crecer tanto y tenerlo tan hermoso y cuidado era muy importante, lo había sido desde que Sabito le dijo que su cabello era el más hermoso que jamás había visto, desde que comenzó a peinarlo de vez en cuando mientras hablaban, desde que le dijo lo hermoso que se veía y cuánto lo amaba, desde ese entonces, jamás lo había cortado, era su tesoro y sin mentir, era algo que también le gustaba a Tanjirou, siempre deseó poder tocarlo pues se veía muy suave y lo más importante para el ángel, era su humano, pero nunca pensó que lo tocaría de esta forma.

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