Pasado

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Hace mucho tiempo

Se podría decir que la decisión que Yoriichi tomó fue la correcta.

Decidió quedarse y tener una vida normal tal y como Sumiyoshi se lo prometió.
El chico tenía razón, estaba demasiado lejos de su tierra natal y era una provincia manejada por otro Shogun así que no tenía nada que temer, nadie podría reconocerlo y solo estaba siendo un idiota por tener miedo a algo que ya no daba lugar.

Se dedicó a cualquier cosa en ese lugar.
Como se volvió tan común ver al ronin en ese lugar, todos le pedían ayuda pues al ser tan fuerte era útil en muchas cosas, desde cortar troncos para vender leña, hasta cargar carretas de arroz desde el campo hasta el pueblo.

Y todo fue tranquilo, cada día hacia algo diferente y recibía a cambio alimento como pollos, huevos, papas, miel... Etc, cosas que llevaba con felicidad a su hogar, porque claro, aquella cabaña que lo había acogido se había convertido en su hogar, junto a Sumiyoshi.
Cabe también mencionar que aquella casa antes estaba casi destruida por el pasar de los años y fue el mismo Yoriichi que se encargó de reconstruirla con materiales nuevos que él mismo compró.

— ¿Has trabajado duro hoy también? — Preguntó Sumiyoshi que se acercaba al joven hombre acostado en el suelo mirando hacia el techo.

— Si, recogí arroz todo el día y estar bajo el sol es demasiado cansado.

— Te he preparado tu muda de ropa, también el agua para bañarte. ¿Vas a cenar después de bañarte o vas a comer primero?

Yoriichi lo meditó un momento.
Tenía hambre, tanta que sus tripas rugen como un león hambriento, pero también se siente muy sucio por el trabajo de campo y definitivamente necesita darse un buen baño.
Mira al joven parado a su lado y lo ve muy limpio y con prendas pulcras para estar en casa.

— Te pusiste la ropa que te compre ayer. — Yoriichi por dentro se sintió feliz por esto.

— Si, fue un regalo tuyo y me gustó mucho la ropa, me la puse después de bañarme. ¿Esta mal?

Claro que no estaba mal para él, ¿Por que lo estaría? Simplemente está feliz, aunque no sabe cómo demostrarlo, se siente bien al saber que un regalo suyo fue aceptado con tan hermosa sonrisa.

— Últimamente traes mucha comida a casa y el dinero que ganó vendiendo carbón me sobra, también te he comprado ropa, es la que te he preparado para cuando termines de bañarte. — Se arrodilló a su lado llevando su mano hacia la frente del más alto. — Es mi forma de agradecerte por todo lo que haces.

Pero Yoriichi no pensaba eso.

— Soy yo quien te agradece por haberme rescatado, a ti te debo mi vida y lo sabes.

— Jajaja, lo sé, en serio que lo sé, me lo dices siempre. Eres muy bueno, ve a bañarte y no tardes. Estas muy sucio, deja tu ropa en la cesta y mañana mismo iré a lavarla al río.

Así lo hizo, se puso de pie y fue al pequeño cuarto de baño en el patio trasero que habían construido recientemente. Es increíble que antes no tenía eso y Sumiyoshi se limitaba a bañarse con un paño húmedo y un balde de agua.

Vaya que las cosas habían cambiado en casi un año.

Se sumergió en el agua caliente sintiendo como todo su cuerpo se relajaba ante la reconfortante sensación de alivio, pensó en quedarse ahí un rato, pero el hambre comenzó a atacar nuevamente, después de todo su almuerzo solo habían sido un par de bolas de arroz y no se comparaban a la cantidad de energía que había gastado ese día.
Así que tomó las hierbas y comenzó a frotar su cuerpo, cada centímetro de piel estaba cubierto de mugre que poco a poco se fue quitando con el baño.

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⏰ Última actualización: Sep 13 ⏰

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