Disfrutaba su sola presencia, aunque la misma ya no fuese tan resplandeciente como una vez lo fue.
Ese día, Giyuu se encontraba sentado en su cama mirando hacia afuera por la ventana que estaba al lado de su cama, acababa de terminar de desayunar y el acostarse inmediatamente no era recomendable.— ¿Algo más en lo que pueda ayudarle, Giyuu-san? — Le preguntó con dulce voz a su humano.
Giyuu no respondió.
Pareció que movía sus labios como tratando de pensar lo que diría, pero a penas y el sonido lograba dejar su garganta.
— Yo... — Tragó grueso. — ¿Crees que pueda salir al parque? — Dijo con voz suave sin dejar de mirar por aquella ventana.
Tanjiro tranquilo como contento, asintió.
Sabito no había dicho nada sobre el salir, es más, hasta cierto punto ahora Sabito parecía temerle.
¿Como no hacerlo?
Darse cuenta que tienes un ángel en tu casa, es realmente algo que te pone a pensar y más si es quien cuida la salud de la persona que llegó a amar.
Si, claro... Amar.
Suspiró el ángel al recordar la cruel forma que aquel hombre había engañado a dos personas que merecían todo lo bueno de la vida.
Aún si entrometerse implicaba que llamase la atención del ser más maligno en toda la faz de la tierra, poco le importaba, nadie merecía lo que él les hizo... Y hasta cierto punto, le salvó su mísera alma al borrar aquella mancha negra, mancha que se le transfirió a él mismo.
Empezaba a cuestionarse si lo hacía por el bien de Giyuu, pero la respuesta siempre era la misma... Lo hacía por su propio interés.Y es que imaginar el sufrimiento que su humano pasaría al enterarse, podría ser algo que le marcaría de por vida, odiaría verlo así, nadie tenía el derecho de intervenir de esa forma en la vida de los humanos, ni siquiera su padre santo y glorificado.
Verlo feliz, lo haría feliz aún si le costase la existencia misma.
Si es que existía de alguna forma.
— ¿Necesita algo más, Giyuu-san?
Le preguntaba mientras buscaba en el armario ordenado, una camiseta azul marino y unos pantalones beige a petición del hombre enfermo.
— No, creo que puedo hacerlo solo, puedes retirarte. — Trató de sonreír, cosa que no fue más que solo una mueca triste que partía el alma de solo verla.
— De acuerdo, si puedo ayudarle en algo más, estaré al lado de la puerta, solo diga mi nombre y vendré.
Sin esperar respuesta, salió e hizo lo que había prometido.
Debía esperar pacientemente a que Giyuu le avise que está listo para salir, mientras esto no fuera así, no se alejaría de la puerta en ningún momento.
Aunque últimamente había algo que le llamaba mucho la atención; Giyuu trataba ahora de hacer algunas cosas por su propia cuenta, podía sentir en su interior aquel cruel dolor y preocupación por su propia salud que el adulto sentía, algo completamente normal... Pero lo que no lo era... Es que Giyuu se comenzara a apagar más rápido cada vez, aquella fuerte y cálida hoguera en su interior, era ahora solo una pequeña llama comparable al de una vela.
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A year with you
FanfictionEl cáncer es definitivamente una enfermedad muy dura, poco a poco te vas apagando. Tomioka Giyuu de 21 años sufre de Leucemia, su destino ya está escrito. Su ángel guardián, Tanjiro, se ha ofrecido a cuidar de él y darle el mejor año de su vida, su...