Sin saber

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Iban ambos caminando bajo la fría nieve, Tanjiro debido al frío que últimamente experimentaba, mantenía sus manos adentro de su abrigo para guardar más calor, por supuesto, jamás olvidó su gorro, había reemplazado su elegante boina negra pues la ocasión lo ameritaba.

— ¿Puedo preguntar a donde vamos? — Aquel hombre quien vestía ropa abrigadora, cuestionó al joven.

Es más, se cuestionaba a él mismo por estar siguiendo a un completo desconocido.

¿Que está sucediendo contigo Murata?

Suspiró y detuvo su andar.

— ¿No vas a responderme?

Tanjiro también detuvo el caminar y sonrió antes de dar media vuelta.

— Quería saber cuánto tiempo pasaba antes de que se diera cuenta de lo que está pasando. — Miró hacia el edificio a un lado de él, a aquel departamento de habitaciones de 3 pisos.

— ¿Sabes dónde estamos? — Le preguntó sin dejar de mirar hacia el lugar.

Murata parecía pensativo, volteó a ver al mismo lugar donde el chico miraba sin comprender lo que sucedía.

— No tengo idea, ¿Es sobre ese edificio?

— Así es, ¿Sabes quién vive aquí?

Murata seguía sin comprender nada, ¿Por que un extraño lo había llevado a un complejo de apartamentos?

— ¿Es tu casa? ¿Vas a secuestrarme? — Frunció el seño. — Que te quede claro que no me dejaré.

Tanjiro soltó una carcaja.

— ¿Secuestro? No, para nada, no quiero eso. — Esta vez miró a Murata. — No podría, soy completamente incapaz de hacer eso. — Con una sonrisa en su rostro, miró hacia arriba nuevamente. — Aquí vive alguien que está sufriendo.

— ¿Secuestraron a alguien y me traes para ayudarte a sacarlo? — Estaba cada vez más confundido.

— Deja de pensar en secuestros.

Tanjiro comenzó a caminar hacia las escaleras del edificio dispuesto a subir.

— Yo solo necesito que veas algo.

— ¿Que es lo que quieres de mí?

Tanjiro no dijo palabra alguna, Murata por su parte veía como el chico desaparecía al doblar la esquina a la siguiente escalera para subir al tercer piso.
Y por alguna extraña razón, sintió que debería seguirlo.

Refunfuñó y con ambas manos dio un fuerte golpe a su rostro antes de correr para seguirlo.

— ¿Que está pasando? Dime, pareces muy decidido a llevarme arriba, ¿Aquí vives? ¿Necesitas algo? ¿Dinero? ¿Comida?

El pelirrojo siguió caminando sin responder ninguna pregunta.

Y el camino a la última puerta del pasillo fue hecha en completo silencio.

En pocos segundos estuvieron ya frente a la puerta con seguro.

Tomioka

A year with youDonde viven las historias. Descúbrelo ahora