El inicio del proceso

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Luego de pasadas un par de horas, aquel chico finalmente había dejado de llorar, sus ojos se encontraban hinchados por el reciente llanto, su nariz estaba roja y su garganta se había secado.

— ¿Quieres agua? — Le preguntó el joven de cabellos duraznos a su pareja. — Puedo traerte un vaso mientras esperamos a que nos digan que podemos irnos. — Una de sus manos retiraba los sudorosos cabellos del rostro del menor.

No hubo respuesta alguna por parte de Giyuu.

— Vamos, el tratamiento iniciará lo más pronto posible, hay que confiar que todo saldrá bien, los doctores son muy buenos, aunque hay que hacer más exámenes. — Mirar tan devastado a su pareja le dolía. — Te prepararé salmón con rábano al llegar a casa, me quedaré esta noche contigo, por favor, no decaigas.

En respuesta, Giyuu apoyó su mejilla en el hombro del mayor dejándola descansar ahí.

— Todo estará bien, hablaremos con tus padres sobre esto y...

— No. — Interrumpió al contrario teniendo que forzar su garganta un poco. — N-no le digas... A mamá...

Sabito sabía lo que aquellas palabras significaban.

Su madre era una mujer bastante orgullosa más no grosera, le gustaba hacer las cosas como ella quería siempre manteniendo la elegancia que le caracterizaba, tan orgullosa que ni siquiera aceptó los gustos de su hijo.

Aunque, a pesar de la molestia e insultos de su madre, Giyuu sigue con Sabito deslingandose de su madre

— Sabes que yo... No cuento con ella.

Volvió a suspirar sin dejar de acariciar toda su espalda para tratar de reconfortarlo.

— Es una situación crítica, tu familia puede ayudar mucho en este caso y lo sabes bien.

— No quiero el dinero de mi familia. — Pasó sus brazos alrededor de la cintura de este mismo.

Parecía un niño pequeño en busca de afecto para poderse sentir seguro y en este caso, la persona que lo podía brindar eso, era aquel chico con el que había pasado dos años de su vida.

— Hablaré yo con la señora Tomioka, tu salario no alcanzaría para todos estos gastos, tienes gastos a parte ¿Recuerdas?

Giyuu asintió sin decir palabra.

— De esta forma tu no la verás, vamos Giyuu, todo estará bien y volverás a ser la persona seria y fría de siempre. — Se separó un poco, acunó el rostro de Giyuu en un cuenco formado por sus manos y sonrió. — No entiendo muchos términos que utilizaron para referirse a tu enfermedad, pero no ha hecho metástasis y al parecer hay probabilidad que te recuperes.

El azabache forzó una sonrisa, pero esta se vió más como una mueca forzada.

— Me corresponde decirlo porque soy al parecer tú responsable. — Acarició la mejilla de este con su pulgar. — Mientras dormías te hicieron muchos exámenes, otros te lo harían cuando despiertes, pero en vista que ya lo estás... No sé si los harán hoy mismo o será después. — Algunas lágrimas comenzaban a salir nuevamente de los ojos azules de Giyuu. — Todo estará bien, ya verás, vas a recuperarte.

— Tomioka Giyuu, 20 años, veo que ha despertado. — Un doctor acompañado de una enfermera entraron a la habitación. — Bien ¿Cómo se siente?

El menor tragó grueso antes de hablar.

— No muy bien.

— Lo entendemos, nosotros haremos lo posible para que usted se recupere ¿De acuerdo? Solo debe confiar en nosotros y nuestros hematólogos, por ahora necesitamos más exámenes para saber qué tan avanzado está su cáncer, de esta forma lograremos que el tratamiento sea más eficiente. Necesitamos determinar si el cancer se diseminó al sistema nervioso o a otras partes del cuerpo...

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