CAPITULO 24

9.7K 465 1.5K
                                    


JENNIE.

Apenas se cerró la puerta, Lisa me estrelló fuerte arrinconándome contra la pared del baño.

—Shh...se silenciosa—pidió soltando su aire caliente contra mi mentón—no quiero que escuchen esos gemidos que van a salir de aquí...—apoyó su dedo contra mi boca.

—¿Entonces qué estás esperando para sacármelos y escucharlos tu misma, Manoban?—su soberbia sonrisa me lo dijo todo.

—Ay Jennie, Jennie...—no pude evitar morderme el labio sabiendo lo que venía.

Y si.
Me volteó dándome vuelta y pegándome el pecho de espaldas a ella.

Me sostuve con las manos para poder mantenerme y sentí como Lisa, con su pierna, me abrió las mías dejando un espacio de por medio.

—Adoro verte usando falda—susurró corriéndome el cabello de la oreja—me facilitas tanto las cosas, Jen...—sus dedos me fueron acariciando lentamente la pierna izquierda hasta que se frenaron por encima de mi muslo—eres tan hermosa.

—¡Ahh-Mhm!—apreté los ojos por la nalgada que acababa de recibir—¡Duele...!

—Es la idea—nuevamente azotó su palma contra mi.

—¡Lis—pero me calló tapándome la boca y llevándose la "A" con ella.

Mierda.
Esa jodida tonta acción me había dado una punzada directa.

—No grites. ¿Qué no ves qué estamos en un baño público? No seas desubicada Jennie. No Kim, a mi no me bufas.

—M-Hmm...—su mano se escabulló sobre mi entre pierna.

—Vas a mojarte una poco para mi, ¿puedes hacerlo, cariño?

—Ajá...—asentí en un casi inaudible hilo de voz.

Lisa tenía facilidad con hacerme poner los pelos de punta, desde siempre la tuvo.

Su manera de hablar, de respirar, de tocar.
Su olor, su esencia, su forma de pararse.
Ella.

Era sentir una porción del paraíso mismo en el que vivía; la probabas unos segundos y luego no querías salirte del erótico ensueño en el que la niña de flequillo oscuro te había llevado.

—No sabes las ganas que tengo de follarte aquí mismo—su mano presionó con sutil fuerza mi centro provocando el exquisito refriegue de la tela por encima de mi piel—adoro cuando empiezas a humedecerte despacio, porque me dan mas ganas de hundirme de lleno adentro y probarte. Aunque...—acomodó mi cabello y dio un corto beso sobre mi cuello—aunque ya sepa de memoria a qué sabes.

—Lisa... has algo. Puede entrar alguien.

—Ven—rápidamente, y para mi dolor, quitó la mano  para tomarme, y me llevó hasta el último cubículo—pasa—pidió metiéndome dentro para ingresar finalmente ella y cerrar con el pestillo.

—¿Te has vuelto loca?

—Shh...no, claro que no.

—Lisa, no puedes follarme aquí mis—tuve que tragar fuerte cuando me empujó acomodándome contra una de las negras paredes.

—¿Ah no? ¿Quieres apostar?

—Puede entrar al—su mano se ubicó veloz sobre mi boca cubriéndola completa cuando oímos como dos chicas ingresaron al baño.

—En serio te digo, no sabes lo odioso que es escucharla hablar todo el día—mi novia apoyó verticalmente su dedo índice sobre mis labios frunciendo apenas los suyos en símbolo de silencio—¿puedes creerlo? Yo misma se lo dije, pero así es ella. No veo la hora de que corten para poder tener excusa de ir a hablarle a su novio.

FULL IN BLOOM  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora