CAPITULO 5

8K 567 2.1K
                                    


JENNIE.

El frío me abrazaba absorbiendo ansioso las últimas gotas de calor que emanaba mi temperatura corporal.

Lo único que se oía eran las pisadas de mis tacones junto con el viento que parecía estar cantando ansioso entre los árboles.

Toda la semana sin ver a Lisa. Y ya era viernes.

Luego de aquella "discusión", o choque de palabras, creo que queda mejor, no volvimos a vernos.

En el instante que le dije de madurar, me soltó aquello y sin más tomó a su gato y con tormenta y todo salió subiéndose a su coche y marchándose.

Y no voy a mentir; quedé toda la semana proyectando una y otra vez como por un instante nos olvidamos de todo lo qué había sucedido y habíamos vuelto a ser nosotras. Como simplemente de ambas partes soltamos las cuchillas y decidimos tratarnos como en el fondo nos salía hacerlo.

Siempre es levemente siniestro volver a esos lugares que han sido testigos de un instante de perfección. Porque son ahí, justo ahí donde caes y crees que todo volverá a ser como antes.

Luego de que Lisa se fuera y luego de haberla escuchado decirme todo aquello comprendí una cosa que hasta el momento no me había percatado.

Y es que una de las cosas más lamentables que se sufre en esta vida es amar a alguien que te ama, que te ama tanto como tú lo amas; pero ambas formas de amar resultan ser tan diferentes, tanto que en algún momento terminan por alejarse y se convencen de que no se aman, cuando en realidad aún continúan haciéndolo.

Y esa historia ya la conocía vivida desde otras personas.

Que irónico, toda una vida esquivando balas y luego te mata una palabra, un último beso, un último abrazo o una tonta acción.

Lisa... ¿qué guardas bajo la armadura? ¿El corazón o la herida?

—¿Mmm?—fruncí el ceño cuando alejé mis pensamientos y levanté la vista en dirección hacía donde estaba enterrada mi madre.

Sostuve entre mis manos el ramillete de flores y me quedé parada a un par de centímetros de donde estaba una mujer inclinada frente a la lápida.

¿Quién era?

Continué caminando y cuando estuve casi al borde de tocarla, volteó mirándome y achinando un tanto sus ojos para analizarme.

-¿Jennie?—preguntó dudosa—Oh Dios mío, eres tú—se respondió sola parándose rápidamente—eres su... calco—formó una mueca que no pude comprender.

No tenía la más mínima idea de quién era la mujer que estaba parada frente a mi.

—Soy Anke, cariño—me sonrió tan amablemente que sentí como aquella sonrisa me perforó completa, tan iluminada y empática... como si fuera Rosé la que estaba teniendo delante de mis ojos—Anke Park—concluyó arrugando aún más los ojos.

¿Era... la madre de Rosé?

—Soy... Jennie—me presenté incierta.

—Hace demasiado frío, ¿no crees? ¿Me acompañas a tomar un té?

[...]

—En serio Sook tenía razón—soltó sin despejar la sonrisa de sus labios—No puedo creer la exactitud de ambas, es como tener frente mío a mi pequeña amiga—parecía que aún no estaba lo suficientemente maravillada—Oh, muchas gracias—le asintió al mesero que se aproximó con nuestra orden.

Yo estaba atónita.
No sabía que decir o siquiera por dónde comenzar a hablar o qué preguntar.

—Creo que ya conoces a mi hija—habló dando por inicio la charla.

FULL IN BLOOM  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora