Narra (TN)
Era Nochebuena, mi familia se disponía a cenar cuando el teléfono de mi padre sonó. Hizo una mueca de enojo, no debía ser algo bueno el motivo de la llamada. Cuando colgó, se puso su abrigo y tomó las llaves del auto.
—Amor, tengo que ir al laboratorio —le dijo a mamá.
— ¿Ahora? —preguntó ella, mirándolo con incredulidad—. Es casi Navidad, ¿no podrías esperar hasta mañana?
—Es algo urgente, mi amor —respondió papá—. Una de las máquinas se apagó y, si no la encienden pronto, la empresa podría perder millones.
— ¿Y no podría encenderla alguien más? —preguntó ella con un poco de enojo—. Es tan injusto que siempre tengas que estar allá. ¿Por qué ni siquiera te dejan cenar con tu familia en Navidad en paz?
—Es mi trabajo, cielo —le dijo él, de la forma más tranquila que podía—. Además, te aseguro que no me tardaré mucho, estaré aquí lo antes posible.
— ¿Puedo ir contigo, papi? —pregunté con ternura.
—No, cariño —respondió él—. Mejor quédate con mami.
Puse cara de tristeza, como si fuese a llorar, esa técnica siempre funcionaba. Cuando papá lo notó, se puso de rodillas y me miró.
—Está bien —me dijo—. Puedes venir conmigo, pero tendrás que obedecerme en todo, ¿de acuerdo?
Asentí mientras una inmensa sonrisa se dibujaba en mi infantil rostro. Nunca había ido al trabajo de papá, así que me parecía algo emocionante saber que pronto eso cambiaría. Mamá fue por mi abrigo y me lo puso.
—No vayan a tardarse mucho —dijo ella, antes de despedirse de nosotros con un beso.
Subimos al auto y, luego de que mi papá se asegurara de que yo llevaba correctamente el cinturón de seguridad, emprendimos el viaje. Tardamos quince minutos en llegar. Él me ayudó a bajar y yo lo tomé de la mano.
Entramos a un gran edificio y caminamos por muchos pasillos hasta toparnos con una gran puerta roja. Había varios letreros en ella, pero no entendía lo que decían. Papá ingresó un código en una especie de teléfono que estaba a un lado de la puerta y pudimos entrar. La habitación estaba prácticamente sumida en la obscuridad. Una luz llegaba desde afuera del lugar donde nos encontrábamos e iba haciéndose más grande con rapidez. Unos segundos después, advertí que se trataba de la luz de una linterna que traía un hombre.
—Al fin llegas —dijo el hombre de la linterna, cuyos cabellos eran totalmente blancos—. Lamento haberte llamado a esta hora y este día, pero se averió "mi máquina".
— ¡¿Me hablaste por tu máquina?! —exclamó papá con molestia—. Joel, creo que ya debes hacerte a la idea que ese viejo cacharro no funcionará nunca. Lo que pretendes hacer es imposible.
—Claro que funcionará —dijo Joel, quien parecía estar ofendido por lo que papá había dicho—. He mejorado mucho los planos de mi padre y, utilizando la tecnología de este siglo, verás que podré lograrlo. Lo que pasa es que aún no logro entender algunas cosas, pero bueno, sigo experimentando. Ya he descubierto muchas maneras incorrectas y algún día daré con la correcta, amigo. —Suspiró pesadamente y posicionó sus ojos sobre mí—. ¿Es tu hija?
—Sí, es mi pequeña niña —dijo tu padre—. Salúdale a Joel, (TN).
Extendí mi pequeña mano al hombre y él la estrechó con cuidado para luego soltarla con suma rapidez y volver a mirar a papá.
—Es una niña muy bonita —dijo Joel, luego me miró otra vez—. Según me contó tu padre, acabas de cumplir cinco años, ¿cierto? —Asentí tímidamente. Joel miró a papá después—. Como sea, ¿podrías ayudarme? Es la energía, me temo que averié un fusible y dejé todo el lugar sin electricidad.
—De acuerdo —papá nunca decía "no" a sus amigos—, pero que sea rápido. Le dije a mi esposa que no me demoraría. —Me miró—. Cielo, quédate aquí mientras voy a averiguar qué pasa con la máquina de Joel, ¿de acuerdo?
Asentí. Papá y Joel salieron del lugar después de darme la linterna. Comencé a caminar por la enorme sala con lentitud, sentía curiosidad por todo lo que me rodeaba, pero también tenía miedo de tocar algo y que no pudiera controlarlo. Una pregunta daba vueltas en mi cabeza sin que yo pudiera darle respuesta: ¿para qué era la máquina de Joel? Subí a una plataforma que estaba en medio de la sala y me senté a esperar a papá y a su amigo.
Me sobresaltaste cuando la electricidad volvió a la sala: cientos de pequeños focos se encendieron en los alrededores y empezaron a parpadear con locura, era como en esas películas donde se veía cómo los alienígenas querían apoderarse del planeta. Me levanté deprisa para poder ver mejor lo que pasaba y comenzaron a escucharse muchos ruidos provenientes de las computadoras que estaban cerca.
La máquina estaba encendida.
Un espantoso ruido se escuchó en todo el complejo, seguramente un rayo había caído muy cerca. Fijé la vista en la puerta roja con mucho miedo, quería que papá apareciera cuanto antes y me diera un abrazo. Tenía miedo. La máquina hacía cada vez más ruido. ¿Por qué papá tardaba tanto? Comencé a sentir cómo mi cuerpo comenzaba a comprimirse, impidiéndome la respiración.
— ¡Papá! —grité con el poco aire que aún quedaba en mis pulmones.
La puerta roja se abrió y papá intentó correr hacia mí, pero Joel se lo impidió. El aire me faltaba y cerré los ojos por la desesperación. Creí que ya no lo soportaría más, que era el fin.
Todo cesó cuando los circuitos de la máquina estallaron.
Narra Joel
Lo había logrado, sin lugar a dudar. Ante mis propios ojos, puede comprobarlo, haciéndome sentir el científico más grande de la comunidad internacional. Había hecho posible superar la barrera del tiempo y el espacio. Comenzaba a pensar en todos los beneficios que eso traería para mi persona y para el mundo, pero un empujón me devolvió a la realidad.
— ¡¿A dónde ha ido!? —me gritó mi amigo.
—No lo sé —respondí, dándome cuenta de que su hija acababa de ser, sin que yo lo planeara, un conejillo de indias—. Pero...yo...lo lamento mucho.
—Quiero que traigas a mi hija de regreso —pidió, no sabía si estaba más enojado, asustado o desesperado—. No puedo llegar y decirle a mi esposa: cariño, lo siento, (TN) se puso a viajar en el tiempo y la hemos perdido.
Bajé la vista al suelo y asentí lentamente. Me había esforzado tanto tiempo en hacer que la máquina del tiempo funcionara que nunca me había puesto a pensar en cómo podría regresar después. El regreso, considerando que yo iba a ser el viajero, nunca me pareció importante: sólo quería volver a encontrarme con mamá.
Suspiré pesadamente. Quizá sólo habría una forma de regresarla, pero para eso tendría que irse alguien más; y ya había descubierto lo complicado que era hacer funcionar todo.
—Me temo que tendrás que hacerlo —musité con frialdad, aunque estaba muy apenado en el fondo—. Para poder regresarla, alguien tendría que viajar en el tiempo y llegar a la misma hora, fecha y lugar en que ella llegó, lo cual es...un tanto imposible. Además, habría que diseñar otra máquina para que puedas viajar del pasado al futuro. No... ¡no se me ocurre algo, esto nunca había pasado antes! —Hice una pausa—. Dile a tu esposa que fue un accidente y que no podemos hacerla regresar.
— ¡¿A dónde fue mi hija!? —me gritó, sus ojos estaban llenos de lágrimas.
—Escucha, no sé... —tomé la diminuta pantalla en la que debía aparecer la fecha de destino, sentía un nudo enorme en la garganta—. Se dañó con la explosión. Me temo que tu hija pudo haber viajado a cualquier parte del tiempo, pero no puedo determinar la fecha exacta.
— ¡Necesito ir con ella, Joel!
—Los circuitos explotaron, podría tardarme años en repararla, y nadie nos asegura que vuelva a llevarnos a la misma fecha a la que se fue tu hija. No...no sé cómo decir esto: tu hija no volverá.
Mi amigo se llevó las manos a la cara y se desplomó en el suelo para soltar el llanto.
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Got To Get You Into My Life
Fanfiction¿Qué pasaría si un accidente te transportara hasta el Liverpool de 1948 a la tierna edad de cinco años? El destino te lleva a conocer a un hombre que consideras perfecto y del que te enamoras: Paul McCartney, quien por cierto es el mejor amigo de tu...