12. Disculpas.

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11 de octubre

Narra John

Los regalos de cumpleaños habían sido asombrosos, al menos lo suficiente para olvidarme del detalle de la sesión de masturbación. Me encontraba practicando con mi nueva guitarra cuando escuché que alguien llamó a la puerta. Mimi había salido para visitar a una de sus amigas y (TN) estaba en su habitación, así que decidí ir a ver de quién se trataba. Era Paul, traía un ramo de rosas.

— ¿Y eso? —le pregunté, señalando las flores y haciendo que se sonrojara un poco—. ¿Son para mí?

—Claro que no, John —me contestó—. Eh... ¿está tu hermana?

¿Para qué quería ver Paul a (TN)? El hecho de que trajera un ramo de rosas me decía que se proponía a hacer algo no tan bueno. No dejaría que hermanita saliera, tenía que hacer que McCartney se fuera.

— ¿Y para qué la quieres a ella? —cuestioné—. Aquí estoy yo.

—Vengo a cumplir con lo que me pediste: ofrecerle una disculpa —confesó—, pero creí conveniente traer flores para acompañar mis palabras.

— ¿Entonces sí fuiste tú?

Vi que Paul se ponía nervioso, antes de negar con la cabeza. ¡Por Dios! Comencé a creer que sí le gustaba hermanita. Y eso me enojaba. A él no le podía gustar hermanita. Ella no lo quería, sólo iba a perder su tiempo. Noté que empezaba a balbucear algo, pero no lo dejé decir nada.

—Hermanita no está, McCartney —dije, intentando sonar convincente—. Así que creo que debes irte a casa, lejos, muy lejos.

Frunció el ceño.

— ¿Muy lejos?

¡Diantres! Había pensado en voz alta. Escuché pasos bajando la escalera, esperaba que no fuera (TN). Asentí lentamente, pero Paul no me veía a mí, sino a quien estaba detrás de mí.

— ¿Así que hermani...digo, (TN), no está?

— ¡Ash! Pasa, McCartney —bufé, para luego ver a hermanita y hablarle con un tono nada entusiasta—. Hermanita, te busca Paul "cara de bebé" McCartney.

(TN) puso en la mesa el libro que traía en la mano y se acercó a Paul. Me di cuenta de que el cara de bebé seguía nervioso porque miraba los objetos que había en la casa.

— ¿Viniste a ver a hermanita o a ver qué podrías robar, cara de bebé?

Me fulminó con la mirada y sus nervios se esfumaron, o al menos los escondió bien.

—Eh... (TN) —comenzó a decir Paul—, yo...te traje estas rosas y también quería...bueno, si tú quieres...ir por un helado.

—Gracias—respondió hermanita con un tono extraño—. Iré a poner las flores en agua y...está bien, iremos por un helado.

Hermanita fue a hacer lo que dijo, dejándonos a Paul y a mí a solas. Decidí aprovechar el momento y advertirle a McCartney un par de cosas.

—Escucha, McCartney —le dije con tono amenazador—. No quiero que vayas a lastimar a (TN), ella es mi hermanita, la única que tengo.

—No soy capaz de hacerle algo —admitió Paul—. Sólo la invité por un helado, ya te dije que no quiero nada con ella. Y John, ella no es tu única hermana, ¿qué hay de Julia y Jackie?

Iba a decirle que (TN) era la única que me importaba, pero eso hubiera sido una mentira, quería mucho a mis otras hermanas pequeñas.

— (TN) es la única que tengo en peligro de caer en tus terribles garras.

— ¿Tan mal te parezco? —cuestionó, sonriendo con algo de malicia.

Narra (TN)

Paul me había traído flores, ¿cómo podía considerar eso después de las cosas que nos habían pasado? ¿O de las que él había provocado? Tal vez era una manera de decir "lo siento".

Cuando terminé de poner las flores en agua, regresé con los chicos. Paul estaba riendo y John parecía molesto.

—Listo, chicos —dije—. ¿De qué hablaban?

—Cosas de la banda —respondió mi hermano—. De todas maneras, eran cosas muy importantes que Paul debía saber, hermanita.

—Sí, de eso —añadió Paul, sonriendo todavía—. Bueno, ¿nos vamos?

— ¿Por qué no se quedan?—preguntó John seriamente—. O, ¿puedo ir con ustedes?

Paul lo miró y negó con la cabeza mientras reía un poco. ¿De qué me había perdido? Casi siempre era John el que reía y Paul el que estaba serio por algo que había dicho mi hermano.

Finalmente, Paul y yo fuimos por un helado. Yo pedí el mío de fresa y él, de vainilla. Me disponía a sacar dinero para pagar mi helado, pero McCartney no me dejó.

—Oye, yo te invité —dijo—, así que yo pago.

—Está bien —contesté, sonrojándome un poco sin saber por qué—. Gracias.

Fuimos hasta el muelle y nos sentamos en una banca a contemplar los barcos y el mar. Observé cómo Paul se comía su helado, se veía que lo estaba disfrutando. Era extraño estar en ese lugar con alguien que no fuera John, pero no estaba mal.

McCartney se terminó su helado antes que yo. Me miró y sonrió para después comenzar a jugar con sus manos mientras tarareaba algo que no reconocí. Terminé mi helado y sentí que su mano pasó por mi barbilla. Sentí mucha vergüenza cuando descubrí que había limpiado los restos del helado.

—Te invité un helado —decía Paul—, porque quería disculparme por...haber derramado cerveza en tu vestido en la fiesta de John. Además, creo que tú y yo iniciamos con el pie incorrecto: no quiero que tengas una mala imagen de mí. Fui un torpe, debí tener más cuidado y educación con una chica tan bonita.

Me sonrojé.

—Yo también quiero disculparme por haberte dicho patán —dije—. Ahora tengo la oportunidad de hablar contigo y creo que no lo eres.

Paul frunció el ceño y me di cuenta que incluso así se veía muy guapo. Sentía mis mejillas arder, pero esperaba que él creyera que se debía a la fuerte corriente de aire que provenía desde el océano.

—Nunca me has dicho patán.

—Con John sí lo hecho —admití, antes de reír unpoco.   

Got To Get You Into My LifeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora