53. No quiero hacerlo.

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Narra (TN)

Paul y yo estábamos viendo una película, sentados en el sofá. Yo me estaba quedando dormida en su pecho y él pasaba sus dedos por mi cuerpo y mi cabello. Mi hermano, George y Ringo habían salido con sus chicas, así que Macca y yo teníamos toda la casa para nosotros solos. Afuera estaba lloviendo de manera torrencial.

Cuando la película terminó, me levanté y me dirigí a la cocina para prepararnos un té. No supe si fue por el frío que estaba haciendo ese día o porque había preparado la bebida con esmero, pero sabía delicioso.

Paul se lo terminó primero y fue a observar por la ventana mientras yo terminaba el mío. Tomé las tazas vacías y fui a dejarlas a la cocina. Cuando volví, encontré a mi novio con dos impermeables en la mano.

—Deberíamos salir —sugirió Paul, dándome uno de los impermeables—, quizá podríamos jugar de nuevo a los espías. Confío en que esta vez no gritarás mi nombre y todo será perfecto.

—Está bien —sonreí ampliamente—. Espero ser capaz de llamarte James todo el tiempo, aunque no puedo prometerte nada: siempre te he conocido como Paul, no relaciono el nombre "James" contigo, sino con tu papá.

—Eres mi novia —Paul alzó las cejas—. Yo tengo una novia muy inteligente, a la mejor de todas, estoy seguro de que podrás.

Me sonrojé un poco, cosa que Paul no notó porque había ido a abrir un poco la puerta, con mucha lentitud; no obstante, la cerró de inmediato. Me quitó el impermeable de las manos y los puso en un perchero que estaba cerca. Fruncí el ceño, sin entender por qué había cambiado de planes de forma tan repentina.

—Brian está afuera —me informó, antes de llevarse la mano a la boca para morderse uno de sus nudillos—, no sé por qué haya venido, pero no suele ser por buenas noticias.

—Quién sabe, Paulie —me acerqué a él y comencé a masajear sus hombros—. Esperemos que no se trate de nada demasiado serio ni que implique estrés para ustedes.

Alguien llamó a la puerta en ese momento: sabíamos que se trataba de su mánager. Paul corrió al sofá. Rodé los ojos y me dirigí a la puerta para abrir. Epstein lucía radiante, sonreía ampliamente y me saludó con cortesía al entrar; era bastante probable que no se tratara de algo malo.

Tomé asiento junto a mi novio y Brian se sentó frente a nosotros.

— ¿Cómo han estado? —cuestionó.

—Muy bien, Brian —Paul estaba nervioso y parecía no poder ocultarlo—. (TN) y yo estamos disfrutando de una agradable velada juntos. ¿Quieres que llame a los chicos?

—No, no será necesario —el mánager se acomodó en su asiento—. Es contigo con quien deseo hablar.

Ambos suspiramos de alivio sin que el mánager se diera cuenta. Todos sabíamos que era peligroso salir y que Brian se molestaría si corríamos riesgos innecesarios. Como él no estaba encerrado todo el tiempo, no comprendía cuán terrible era.

— ¿Con Paul? —pregunté.

—Sí.

—Pero yo no he hecho nada malo...

Brian reprimió una risa y negó con la cabeza. Su expresión ahora no era feliz como cuando llegó, sino seria y fría. Para mi sorpresa, dijo que quería hablar con Paul "a solas". Me sentí un poco ofendida, él sabía que mi novio no tendría problema alguno si yo estaba presente mientras hablaban.

A regañadientes, fui a la cocina, dejando a mi novio con Brian para que pudieran conversar. Me serví un vaso de agua y comencé a beber para calmarme, pero la curiosidad me carcomía por dentro. Dejé el vaso y puse el oído en la puerta para escuchar la conversación.

Got To Get You Into My LifeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora