Marzo de 1958
Narra Paul
John y yo tomamos el autobús para ir a casa, luego de haber ofrecido una buena presentación. Fuimos hasta la parte trasera y pusimos nuestras guitarras junto a nosotros.
— ¿Cómo está tu novia? —me preguntó John—. No la vi entre la audiencia, nunca asiste a nuestras actuaciones, sigo sin poder conocer a esa maravillosa chica que conquistó tu corazón.
—Eso es porque ella no pudo venir —le dije—. Ya te había contado por qué no lo hace: ella es mayor que yo y trabaja.
John no contestó. Eso era algo genial de él, sabía cuándo yo no quería seguir hablando de un tema. Suspiré pesadamente. Layla era mi novia, pero lo cierto es casi no la veía. Aunque claro, cuando salíamos juntos, nos divertíamos y aprovechábamos hasta el último segundo.
Ella y la banda eran mis únicas distracciones. Había dejado de hacer algunos deberes en la escuela por ella y los chicos, ocasionando que mi padre se molestara, pero me daba consuelo a mí mismo diciéndome que hasta él sabía que valía la pena. Papá confiaba en que con mis estudios pudiese llegar a tener un buen trabajo: ser un doctor o un profesor, pero yo no sabía si eso era lo que yo quería.
La escuela podía servir para muchas cosas, a mí me servía para aprender y hacer amigos. Tiempo atrás había conocido a un muchacho que estaba obsesionado con las guitarras, vivía cerca de mi casa y a todos en la escuela nos encantaba escucharlo tocar. Me había quedado de ver con él y sabía que aparecería en cualquier momento, si quería que mi plan saliera bien, debía comenzar a preparar a John.
— ¿Sabes? Deberíamos buscarnos otro guitarrista.
— ¿Eso crees? —me preguntó.
Asentí con la cabeza. El autobús hizo una parada y subió un chico de cabello café oscuro. Todo era parte del plan.
— ¡Oh! Mira John —le dije, señalando al muchacho que acababa de abordar—. Es mi amigo, George Harrison.
El chico nos vio y sonrió un poco antes de acercarse a nosotros. Traía su guitarra consigo e inmediatamente le hice una discreta seña para que empezara a tocar. Tomó asiento muy cerca de nosotros e interpretó Raunchy. John estaba realmente impresionado, ya le había hablado de George antes, pero perdió el interés cuando le dije que era varios meses más joven que yo.
— ¿No es algo tarde para que alguien como tú esté fuera de la cama? —preguntó John.
Puse una extraña mueca, tal vez John no estaba convencido de que George era el guitarrista perfecto para The Quarrymen.
—Bueno —respondió George con tranquilidad—, ya estuve ahí, pero no pude dormir.
— ¿Pesadillas? —cuestionó John.
George frunció el ceño y me miró. Yo me encogí de hombros, John comenzó a reír.
—Sólo bromeaba —admitió John—. Debo admitir que eres un chico talentoso.
—No, me llamo George —contestó.
John rió un poco, sabía que le encantaban las personas que tenían un buen sentido del humor.
—Deberías unirte a mi banda: The Quarrymen.
—Sería bueno hacerlo —dijo George con un brillo en su mirada.
Bien, el plan había dado el resultado que George y yo queríamos. Si John le había dado una oportunidad, sabía que no iba a decepcionarlo.
—Mañana ensayaremos en casa de Paul —le dijo John—. Será en la tarde, a las cinco, espero que estés ahí para que los otros chicos te conozcan. Ya veremos si te quedas o no.
Narra George
En cuanto llegué a mi casa, les conté a mis padres que estaba a punto de integrarme a una banda. Ellos se emocionaron mucho. Desde que tenía memoria, mis padres siempre nos habían apoyado a mis hermanos y a mí.
Esa noche no pude dormir bien, me sentía muy emocionado por estar en una banda de verdad, y esperaba que mis nervios no me hicieran fallar en mi actuación. Ya antes había formado yo mismo una banda, pero esto era diferente.
Me desperté muy temprano e hice todas mis actividades en casa, parecía que la tarde nunca llegaría. No obstante, cuando el reloj marcaba las cinco menos diez, tomé mi guitarra y me dirigí con paso decidido al número 20 de Forthlin Road.
Paul me abrió la puerta y me pidió que pasara a la sala de su casa. Los demás no tardaron en llegar. John me presentó a los demás y les contó que era muy bueno con la guitarra. Ellos ponían mala cara cuando se enteraban que tenía quince años, puesto que todos eran mayores que yo, pero poco me importaba. Tocamos varias canciones y, entre cada canción, Lennon hacía comentarios que provocaban que nos echáramos a reír. John tenía un gran sentido del humor, aunque era un tanto ácido.
Intenté acercarme a hablar con los otros chicos en ciertas ocasiones, pero siempre ponían una mueca de desagrado y eran muy cortantes conmigo. ¿Por qué eran así? ¿Por tener menos edad que ellos? Sólo era unos cuantos meses más chico que Paul y a él sí le hablaban muy bien.
Al terminar el ensayo y después que John definiera que me podía quedar en la banda, Paul nos invitó a John y a mí a quedarnos un rato más. Accedimos.
— ¿Qué tal The Quarrymen, George? —preguntó Lennon.
—Somos muy buenos —respondí, sonriendo y pensando en lo bien que se sentía decir "somos", porque implicaba que yo era parte.
—Y no te preocupes por los demás, George —me dijo Paul, encogiéndose de hombros al mismo tiempo que negaba con la cabeza—. Ya se les pasará. Te tratan así porque aún eres un extraño para ellos y...te ven muy pequeño, pero estoy seguro que las cosas mejorarán.
John asintió y me sentí un poco apenado: creía que únicamente yo había notado el comportamiento de los chicos.
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Got To Get You Into My Life
Fanfic¿Qué pasaría si un accidente te transportara hasta el Liverpool de 1948 a la tierna edad de cinco años? El destino te lleva a conocer a un hombre que consideras perfecto y del que te enamoras: Paul McCartney, quien por cierto es el mejor amigo de tu...