Maratón. Parte 1/5
Narra John
No me había ido nada bien en los exámenes de nivel superior. A mí no me había importado en absoluto, pero Mimi se había molestado mucho: dijo que ya no me dejaría seguir con la banda hasta que mejorara. ¡Jo! Como si fuera a hacerle caso. No obstante, como ya no podía seguir en Quarry Bank, había hablado con el director para matricularme en el Liverpool College of Art. Como su nombre lo decía, era una escuela de arte, pero no se trataba del arte libre que a mí tanto me gustaba.
Asistí, al igual que todos los alumnos, a la fiesta de fin de cursos. Creí que sería divertido, que la pasaría de maravilla con todos mis amigos.
Me equivoqué.
Me sentía como un completo idiota: todos estaban con una chica, mientras que yo me encontraba más solo que un perro en un rincón. Incluso el más patético de la clase tenía compañía. Nunca se debía subestimar a los vírgenes.
Por otro lado, había visto a una chica que siempre me había parecido linda, y no sabía qué me pasaba, pero no me atrevía a acercarme. Parecía un ángel que nunca la haría caso a un diablillo como yo. Se trataba de Cynthia Powell, una chica muy educada a la que a mis amigos y a mí nos gustaba molestar.
—Hola —dijo una voz femenina cerca.
Dirigí la mirada hacia la propietaria de esa hermosa voz y me di una grata sorpresa al saber que se trataba de ella, la que me había parecido un ángel desde el primer día que la vi en la escuela. No podía verme a mí mismo, pero estaba casi seguro que tenía una expresión de tonto en la cara. ¿Acaso me estaba hablando a mí? Ella no solía hablarme luego de que la molestáramos tanto. ¿Era posible que una chica bien portada le dirigiera la palabra a un rebelde? Al parecer, sí.
—Hola —contesté—. ¿Quieres bailar?
Ella se ruborizó un poco. Había dicho lo último sin pensarlo muy bien, pero era ahora o nunca. ¿Cómo iba a tener la certeza de que esa oportunidad se me iba a presentar nuevamente?
—Eh...de acuerdo.
Para mi buena suerte comenzó una canción lenta. Así que tomé una de sus manos delicadamente y puse mi otra mano en su exquisita cintura. Definitivamente ella debía ser un ángel: tenía un cuerpo perfecto.
—Lamento haberte molestado en la escuela —me disculpé, con el tono de voz más educado que podía hacer—. Es que... necesitamos distraernos, tú sabes, salir de la rutina un poco.
—Hay muchas maneras de "salir de la rutina", Lennon —contestó, aunque después soltó una ligera risita—, pero está bien. Te perdono.
Ella era muy bella y también tenía un nombre muy bello. Si tuviera el cabello rubio como Bridgitte Bardot sería la chica más perfecta de todas, pero no se podía tener todo, ¿o sí?
— ¿Quieres salir conmigo? —le pregunté.
—No puedo —me dijo, apartando la vista de mí—, estoy comprometida con otro chico.
No podía creer lo que me había dicho, de seguro era una mentira: ella no podía estar comprometida porque aún era muy joven. Sonreí ligeramente, al menos había intentado algo con ella. Una chica así de bella debía ser mi chica, mi ángel. Tal vez más adelante sí querría.
—Joder, no te he pedido que te cases conmigo, ¿no?
Narra Cynthia
John Lennon no era el chico más educado ni mucho menos el que mis padres aprobarían para mí, pero me sentía atraída por él de todos modos. Había sido algo apresurado que me invitara a salir, pero quizá en un futuro volviera a proponérmelo. Al menos eso esperaba.
Continuamos bailando por un rato más, hasta que me preguntó si quería ir con él al Ye Cracke, un bar que se encontraba cerca. Accedí. No porque me gustara beber o algo por el estilo sino porque quería estar con él más tiempo. Lennon siempre me molestaba en la escuela y hacía bromas, pero eso no le quitaba lo lindo.
Llegamos al bar y él pidió una cerveza. Yo hacía una que otra pregunta o comentario, pero él respondía muy cortante o me ignoraba completamente. No había tomado mucho, así que sabía que lo hacía de manera consciente. ¿Qué le ocurría? Primero me invitaba a salir, ¿y luego me ignoraba?
—John —lo llamé para que me mirara. Funcionó—. ¿Qué pasa? ¿Por qué me ignoras?
Él negó con la cabeza y fijó su vista en el hombre que servía las bebidas. Pensé que pediría otra cerveza, pero luego miró hacia la puerta. No lo soporté más y me levanté para irme.
Narra John
No podía permitir que se fuera, tal vez me había portado mal con ella en nuestra "salida", si es que se le podía llamar así a lo que estábamos haciendo. Pero lo cierto era que había decidido ignorarla hasta que me dijera que no estaba comprometida con nadie, pero aún no lo había hecho y estaba a punto de irse.
Me levanté de prisa y la tomé de la mano. Fijé mis castaños ojos en los de ella y le sonreí tímidamente.
—No quiero que te vayas —le dije.
—No debiste haberme ignorado entonces —respondió.
— ¿De verdad estás comprometida con alguien más?
—No —dijo, despertando un impulso en mí que me hizo besarla rápidamente.
Ella estaba sorprendida por lo repentino que fue el beso, pero no dijo nada más. La abracé y ella correspondió con felicidad. Tener su cuerpo tan cerca de mí me hizo sentir un escalofrío en la espalda. Eran mis nervios, mis pensamientos de lo que me disponía a hacer.
—Ven, vamos a un lugar especial —le dije, tomándola nuevamente de la mano.
Salimos del bar y nos dirigimos al pequeño departamento que uno de mis mejores amigos, Stuart Sutcliffe, rentaba cerca de ese lugar. Tomé la llave que Stu siempre dejaba oculta por si perdía la que él tenía y pude abrir. Sabía que era seguro ir a ese lugar en específico porque mi amigo se había ido por unos días a visitar a sus familiares.
—Bienvenida —le dije, luego de cerrar la puerta.
Ella miraba el lugar con admiración: le gustaba mucho el arte, las pinturas. Y Stuart, como todo buen artista, demostraba su pasión en cada minúsculo rincón de su departamento. De cualquier manera, no iba a ver el arte de mi amigo, sino a hacer arte con la bella Cynthia.
Me acerqué a ella y la empecé a besar con pasión. Era mi chica. Comencé a acariciar su espalda y a retirar lentamente el vestido que ella traía puesto. Aunque pensé que sería complicado, ella no opuso resistencia alguna, así que continué. Era aún más hermosa de lo que imaginaba. Me abrazó y se dedicó a acariciar mi espalda.
Recorría cada centímetro de su suave piel con mis manos, incrementando mi deseo. Fue justamente cuando le besaba el cuello que sentí un cosquilleo en la entrepierna. Sabía de qué se trataba, y no tenía deseos de impedirlo. Dejé de besarla para retirar la ropa que aún teníamos puesta y volví a las caricias y besos antes de hacerla totalmente mía.
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Cuando terminamos, ella me miró con sus hermosos ojos. Se veía feliz, y yo también estaba así. ¿Cómo no estarlo si tenía una chica como ella? Estábamos algo cansados, pero ella insistió en que quería ir a casa. Tuve que acompañarla porque ya había oscurecido.
Después me fui a mi casa.
Cynthia y yo comenzamos a vernos con mayor frecuencia a partir de esa noche, podíamos hacer cualquier cosa, como salir a pasear o escuchar música, y estaba bien.
Aunque me había rechazado al principio, terminé conquistándola,y eso nadie lo dudaba.
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Got To Get You Into My Life
Fanfiction¿Qué pasaría si un accidente te transportara hasta el Liverpool de 1948 a la tierna edad de cinco años? El destino te lleva a conocer a un hombre que consideras perfecto y del que te enamoras: Paul McCartney, quien por cierto es el mejor amigo de tu...