Abril 11
Narra John
Estaba ansioso por volver a Hamburgo por muchas razones. Primera, esa sería nuestra tercera gira por la ciudad; segunda; en Hamburgo había chicas para divertirse mucho; tercera, Stu me había contado en una carta que se casaría con Astrid y quería ver a la feliz pareja. Yo no me visualizaba casado, todavía, pero si Stu quería casarse, yo lo iba a apoyar completamente.
Tomamos un avión en Mánchester con destino a Hamburgo, así que no tardamos mucho en llegar. Localicé a Astrid, apenas si entramos al aeropuerto, entre la multitud de personas que esperaban a sus visitantes.
— ¡John! —me gritó y corrió a abrazarme.
Correspondí el abrazo, pero fruncí el ceño de inmediato. Astrid estaba llorando. ¿Qué había pasado? ¿Dónde estaba Stuart? Le acaricié su corto cabello, pero no me atrevía a hablar. Los chicos la miraban atentamente y yo también, como si fuera a hacer algo que nos explicara por qué lloraba.
—Astrid... ¿qué ocurre? —le susurró Paul con preocupación.
Se apartó un poco y me dirigió una mirada triste, con sus ojos repletos de lágrimas. Algo en su expresión me hizo adivinar lo que me diría. No quería que fuera cierto. ¡No podía ser cierto!
— ¿Dó-dónde está? —pregunté con una voz extraña.
Astrid miró al suelo y negó con la cabeza lentamente.
—Fue una hemorragia...cerebral —dijo con la voz entrecortada.
—No... —dije, aunque fue casi un susurro. Después solté una carcajada por los nervios, la única forma en que podía superar un shock así era riendo—. Esto no es cierto.
— ¿Cómo pasó algo así, Astrid? —cuestionó Paul, abrazándola para consolarla.
—Stuart...había tenido...dolores de cabeza, pero dolores que no eran graves...o al menos eso creía yo. —Tomó aire y suspiró profunda y pesadamente—. Pero el dolor de ayer...fue peor...—Parecía que no podría continuar. Paul acarició su cabello. Ella se secó un poco las lágrimas, sus ojos estaban hinchados por haber llorado tanto—. Llegamos al hospital, pero...ya no...hubo mucho que hacer...
— ¿Qué fue lo último que pintó, Astrid? —dije, ganándome las extrañas miradas de todos.
No sabía por qué pregunté eso. Simplemente salió. Quizá sentía que mi amigo me había dejado algo oculto ahí, algo que sólo yo podría resolver. Como una pista.
—Pues...estaba trabajando en varias pinturas —la alemana lucía muy mal—, pero ahora...nunca serán terminadas.
— ¿Podrías...mostrármelas?
Astrid asintió con tristeza, se secó las lágrimas y nos indicó que fuéramos con ella. Tomamos un taxi hasta su casa. El trayecto fue incómodo. Nadie se atrevía a decir o a preguntar nada. Los chicos me seguían mirando un poco preocupados. Sabían que Stuart significaba mucho para mí. No podía hacerme a la idea de que uno de mis mejores amigos se hubiera ido.
Narra George
Llegamos a la casa de Astrid y nos mostró las pinturas de Stuart. Yo no había sido lo que se dice "gran amigo" de él, pero no podía negar que tenía talento como pintor. John las observó con mucho cuidado, sin quitar esa expresión de estar completamente perdido.
El ambiente era tan extraño que saqué un cigarrillo para tranquilizarme. Conmoción y la tristeza, eso era lo único que podía sentirse en esa habitación. Una habitación que, pese a contener arte que alegrara las cosas, hacía notar más la ausencia del pintor.
John se sentó en un banco que había en medio de la habitación de trabajo de Stuart y siguió contemplando el arte de uno de sus mejores amigos, de aquel muchacho con el que compartió tantas cosas y al que no vería nunca más en esta vida.
Me coloqué a su lado para demostrarle que estaba con él y que lo ayudaría si lo requería, sentí esa necesidad. Debía protegerlo. Sabía que él era mayor que yo, pero también me quedaba claro que él estaba en un estado muy vulnerable.
Narra Paul
John se veía muy mal. Podía describir su aspecto como muy triste o deprimido, pero esas palabras se quedaban cortas para como lucía mi mejor amigo. Stuart había sido muy buen amigo de John, quizá un poco mejor que yo.
Nos despedimos de Astrid y nos fuimos directo al club donde nos quedaríamos esa temporada. Tendríamos la primera actuación en un par de horas. Lennon se sentó en la cama y su mirada se perdió en un punto de la pared. No quería ni imaginar qué pasaba por su mente en esos momentos.
—Quiero salir a tomar aire fresco, caminar un poco —les dije cuando dejamos nuestras cosas en la habitación—. ¿Me acompañan?
George me dijo que no. Pete se excusó diciendo que estaba algo cansado como para salir en ese momento. John siguió mirando un punto en la pared. Por lo tanto, me fui solo.
Comencé a caminar por Hamburgo y me fue imposible no ver a varias parejas que paseaban felices. Pensé en Astrid y Stuart, estaban a punto de casarse y...ahora él ya no está. (TN) vino a mi mente. Estaba en Liverpool sin alguien que la protegiera.
¿Y si le pasaba algo malo? No, no, no. Ni siquiera quería pensarlo. Deseaba que (TN) se encontrara junto a mí para decirle que yo la protegería de todo. La última vez que vinimos a Hamburgo tampoco vino con nosotros, pero sentía que esa vez no podría soportar estar tanto tiempo sin ella. Le había pedido que nos acompañara, pero al parecer ya tenía planes. En esos momentos, deseé haberla convencido.
—Flashback—
—Por favor, ven con nosotros —le pedí, tomando su mano—. Yo te necesitaré a mi lado cuando estemos allá. Por favor, (TN).
—Paulie, me encantaría ir, pero... ¿y el curso de actuación?
Sabía que (TN) soñaba con ser una actriz y se había matriculado en una pequeña escuela de actuación, a pesar de que Mimi le había prohibido que lo hiciera. La actuación era una de las cosas que más le gustaba, pero quería que fuera conmigo. No podría estar sin ella otra vez. En nuestra segunda gira en Hamburgo, ella se había quedado y yo la extrañé demasiado.
—Puedes dejarlo y entrar a otro en Hamburgo.
—Paul...
— (TN)...
—No puedo hacer eso —me dijo—. John me ayudó a pagar este curso, no puedo simplemente tirar todo por la borda para irme. Te prometo que la próxima vez los acompañaré.
Nos besamos dulcemente.
—Fin Flashback—
Deseaba con ansias regresar. Todo era mejor estando al lado de ella. Me detuve en un parque y vi la hora. Aún tenía tiempo para llegar a la actuación. Una chica rubia tomó asiento en la misma banca que yo y me miró con una sonrisa.
—Hola —me saludó.
—Hola —le contesté por educación.
— ¿Qué hace un chico tan guapo como tú por aquí?
No tenía ganas de lidiar con alguien así. John probablemente ya la hubiera besado, diciendo que Cynthia estaba en Liverpool y que jamás se enteraría. Pero yo no era así. Yo amaba únicamente a (TN), y solamente le demostraría mi amor a ella.
—Pensando —contesté cortante.
— ¿Y en qué cosas podrías estar pensando, cariño? —su voz demostraba deseo.
Le dirigí una mirada de incomodidad.
—No en el tipo de cosas que tú estás pensando, te lo aseguro —dije, haciendo una mueca de desprecio—. Adiós.
Me levanté y me fui dando grandes zancadas hasta que estuve lo suficientemente lejos. No podía dejar de pensar en mi novia y en lo solitaria que debía sentirse en Liverpool. Decidí escribirle una carta cuando terminara nuestra actuación, o quizá en la mañana, después de haber descansado.
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Got To Get You Into My Life
Fanfiction¿Qué pasaría si un accidente te transportara hasta el Liverpool de 1948 a la tierna edad de cinco años? El destino te lleva a conocer a un hombre que consideras perfecto y del que te enamoras: Paul McCartney, quien por cierto es el mejor amigo de tu...