Capítulo 46

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"Marcada"

Alisson

Mis ojos pesan, mi cabeza arde y mi cuerpo parece estar en una especie de dolor, jamás había experimentado algo así, es algo que te comienza a consumir desde adentro, se comienza a meter en cada célula del cuerpo, dañando tu alma, te quema, te consume y no sé cómo pararlo.

-Había tres camionetas. -hablo tartamudeando y con los ojos hinchados de tanto llorar. -Debe haber posibilidad de que no estuvieran ahí. -murmuro nuevamente a Angelo, pero el permanece cabizbajo.

-Alisson. -menciona mi nombre tan delicadamente que me aterra.

-No los conocí, yo me negué a ver su cara por una razón Angelo, para protegerlos y termine empeorando. -grito y lloro. - ¡Me traicionaron y se llevaron a Niccolo! -grito desesperada y nuevamente tomo asiento para poder sostenerme de algo. -Solo quería ser abogada, solo eso quería. -menciono con la voz cortada, es como si me hubieran enterrado millones de dagas en mi cuerpo.

Tomo con mis manos mi cabeza en un intento de parar el dolor, Angelo se para y me da algo. -No quedaron cuerpos que enterrar de la camioneta, la explosión fue fatal, de las otras dos camionetas fueron explotadas a los pocos metros y no hay rastro de nadie, esto son las cobijas que Philip y Mark usaron con ellos. -dice señalando lo que me acabada de dar, están quemadas ambas, pero tiene su olorcito y las abrazo.

-No lo digas. -digo abrazando las cobijas. - No lo digas, si lo dices se vuelve real y no quiero que sea real, solo por favor no lo digas. -murmuro y siento las lágrimas salir de mis ojos. -No lo digas. –siento los brazos de Angelo rodearme y tratar de consolarme.

-No quedaron sobrevivientes, todos los que estuvieron en las camionetas murieron.-dice y grito de impotencia, mi llanto no para y mi pesadilla comienza, no se como Angelo me saco de Rusia.

¿Existe un consuelo para esto? No lo creo.

-La camioneta que explotó, no era de los Koskoglu, alguien al parecer intentó entrar a la residencia y esperar atacar a un objetivo en mente. -murmura en mi oído. - Trajiste a este mundo a dos pequeños hermosos. -Me enseña en su celular unas fotos de ellos.

Como pudieron arrebatármelos de tal manera, como pudieron jugar conmigo, ¿Qué mal fue que realice? Como se atrevieron, lloro desconsoladamente y Angelo tiene que volver a inyectarme de nuevo para tranquilizarme.

Cada dia Angelo y yo tenemos la misma conversación donde le pregunto sobre mis pequeños, donde me enseña fotos de ellos y donde entro en un colapso total, han pasado dos semanas desde....

................

-Angelo. -lo llamo al levantarme y ver que no estamos en el lugar de antes.

-Alisson. -Me llaman y aunque me atacaran no me importaría, no me importa ya nada, alguien me abraza, pero permanezco quieta, mi cara está demacrada, mi cuerpo está flaco y no soy ni un cuarto de la mujer que fui. -Soy tu hermano, soy Leandro. -murmura en mi oído.

-Sé quién eres, como también sé que cuando te implore por ayuda, preferiste obedecer a mi padre. -respondo de forma ronca, debido a que mi garganta se ha secado de tanto gritar de impotencia, mis ojos están hinchados y con ojeras de tanto llorar y mi alma está negra por el dolor de mi sufrimiento.

Leandro toma mi cara en sus manos y limpia mi rostro, pero nada de lo que haga él o alguien puede detener el dolor, puede detener mi alma rota o si quiera aliviar un poco mi sufrimiento, mataron a mis hijos y de eso jamás me recuperaré.

-Lo intente Alisson, intente ayudarte y a Niccolo pero...-lo interrumpo antes de que pueda hablar, mis ojos no reflejan más que dolor y Leandro parece desesperado.

Desgracia Ardiente (editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora