Capítulo 40

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"Partidas"

Alisson

Terror, dolor, miedo, pánico, eso es lo que siento, es lo único en lo que pienso, y el dolor no es físico, nadie dijo que traer al mundo a tus hijos es el peor dolor del mundo y a la vez el más grato, el más gratificante, es como esa luz que le da significado a tu vida, y no solo porque son tuyos, si no por el coraje de traerlos al mundo, de saber que son tuyos, que tu creaste algo tan puro y hermoso.

Pero como todo momento hermoso, todo se acaba, todo se esfuma y solo quedan recuerdos de lo que sucedió, de lo que no debió pasar, si tan solo se hubiese esforzado, de tal solo haber sabido protegerlos, de no haber tomado malas decisiones, todo hubiera pasado diferente, todo sería distinto.

Son mi razón de vivir, mi razón de ser, mi razón de luchar, sin embargo, no están a mi lado, no están conmigo, me esforcé, me esforcé como jamás en mi vida, pero eso no significo nada, de verdad creí tener más tiempo, tiempo para protegerlos, para criarlos, para saber que nada les pasara, pero precipite las cosas, altere a mis enemigos y eso solo desato el caos en mí, y en mis criaturas.

Solo queda esperar, solo queda esperar mi recuperación, porque entonces sí, cada persona que me plazca morirá, quien interfiera en mi camino morirá, aquel que se atrevió a meterse conmigo morirá, y lograre incendiar y arder a cada enemigo en mi camino, lograre desatar mi furia y entonces si conocerán a Alisson Brown.

Horas Antes....

- ¡Angelo! - el grito de Anton resuena por toda la casa, tanto el como yo sabemos que es demasiado pronto, demasiado prematuro, y temo por su vida, ahora más que nunca, las palabras de Adrik hacen eco en mi cabeza, como torturándome.

-Anton. - digo con lágrimas en los ojos, el dolor que siento hace que la herida arda aún más, están ansiosos por salir, pero yo estoy ansiosa por qué no lo hagan. - Por favor Anton, no deben nacer, aun no.- digo llorando sobre su pecho, mientras él me tiene abrazada sobando mi espalda.

-Deben llevárselos de aquí. -la voz quebrada de Adrik me pone aún más nerviosa. - Deben esconder a todo al que amen si no lo quieren muerto. - dice Adrik con dificultad, pero advirtiéndome.

-Debo ponerte morfina Alisson. - dice Anton, el dolor aumenta, pero me niego a que me ponga un medicamento, no si Adrik lo necesita más que yo, un parto no debe doler tanto, sin embargo, los golpes de Adrik deben quemar, arder.

-Debes ponérsela a él, debes hacerlo, no lo quiero perder. - digo mirando a los ojos a Anton, él se debate entre si hacerme caso o no, pero tanto el como yo sabemos quién necesita más ayuda.

Angelo junto a los demás, entran corriendo a la habitación, parecen observar toda la habitación hasta darse cuenta de lo que ocurre, Angelo llega a mí, sosteniendo mi mano, Niccolo también llega a mi lado, pero evito su toque, no después de las horribles cosas que dijo sobre mí, he soportado todo por parte de él, pero esto no puedo perdonárselo.

-No nacerán hoy, me niego a ello. - digo observando a Anton, solo me concentro en él. - Inyecten a Adrik ahora. -sueno demandante, a lo que Anton hace una señal y Adriano hace caso comenzando a inyectar a Adrik.

-Si quieren que sobrevivan deben esconderlos. - dice por último y dándole algo a Adriano que no logro ver perfectamente que cosa es.

No entiendo sus palabras, ¿esconder a quienes?, no puedo pensar porque otro dolor atraviesa mi cuerpo, pero me niego a expresarlo, no pueden nacer, eso significaría peligro para ellos y no puedo dejar que corran peligro.

-Anton. - la voz preocupada de alguien me hace voltear hacia atrás de Anton, Adriano parece aterrado, preocupado, sin embargo, Anton solo me mira a mí, no entiendo que ocurre, solo quiero que el dolor que absorbe mi cuerpo termine.

Desgracia Ardiente (editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora