4

273 48 8
                                    

Me levanté con los primeros rayos del Sol, me duché y me puse el mismo vestido de ayer, bajé a la cocina encontrándome con una señora mayor frente a la estufa.

–Buenos días señorita Roseanne-saludó dándose la vuelta para verme–Soy Lee Chaerin, la cocinera de la familia desde mucho antes que los niños nacieran-aclaró con una sonrisa.

–¿Usted fue la que cocinó la comida de anoche?-asintió con un pequeño rubor–¡Dios necesito felicitarla, todo estuvo demasiado delicioso, recuerda mucho la infancia, es capaz de transportarte a todas esas reuniones familiares que tenemos de pequeños!-exclamé haciendo gestos exagerados y abultando mis mejillas–Y por favor dígame Rosé, lo prefiero.

–Gracias por sus palabras y lo intentaré seño... digo, Rosé-regresó su atención a los huevos en la candela–¿Podría despertar a los niños en lo que termino el desayuno?-inquirió torciendo la cabeza, afirmé y aún sonriendo subí las escaleras para entrar primero a la habitación de Irene.

–Pequeña-llamé agitando un poco su cuerpo pero no hubo ninguna reacción–cariño es hora de levantarse-gimoteó dándome la espalda y reí, yo solía hacer lo mismo cuando mi mamá me despertaba–princesa el desayuno ya está listo, no querrás que tus hermanos se lo coman todo ¿o sí?-recurrí al chantaje y supe que lo conseguí cuando se sentó en la cama con el ceño fruncido y los ojos cerrados–abre los ojos pequeña o volverás a quedarte dormida-solo extendió los brazos en mi dirección volviendo a gimotear, la cargué con algo de dificiltad y la llevé hasta el baño, le regulé la temperatura del agua y la ayudé a quitarse la ropa, salí cuando se estaba bañando y entré a la habitación de Felix, me moví a paso lento acercándome a la cama pero me sorprendí cuando se levantó de golpe–Vaya parece que a diferencia de tu hermana tú tienes el sueño ligero-sonreí, sonrisa que fue borrada al ver la expresión de pánico que tenía el chico, me acerqué y lo abrazé sintiéndolo temblar y sollozar sobre mi pecho–Tranquilo, soy yo, Rosé, todo está bien Felix, tus hermanas están en sus habitaciones, la señora Chaerin nos está esperando en el comedor para desayunar-musité con voz dulce acariciando su espalda y su cuerpo se fue relajando de a poco, la puerta volvió a ser abierta y una castaña despeinada y asustada entró por la puerta.

–¿Felix estás bien?-llegó hasta nuestro lado y el pequeño asintió–Dúchate que ya hay que bajar-despeinó su cabello y el niño se separó de mi entrando al baño, Jennie me tomó del brazo y me arrastró fuera de la habitación–No vuelvas a despertar a Felix, de eso me encargo yo-centenció.

–¿Qué ocurre?-pregunté agarrándola del brazo cuando pretendía irse–¿Por qué se levantó tan asustado?-se dió vuelta encarándome con los ojos cristalizados–¿Estás bien?-negó suspirando.

–Uno de los que vino a matar a nuestros padres entró a la habitación de él por error, se la hizo pasar muy mal hasta que alguien lo mató-contó con las lágrimas saliendo, con cada palabra que escucho de ellos más dudas surgen en mi cabeza–Y no preguntes más por favor, por ahora es lo único que te puedo decir.

–Vale, ahora ve a vestirte o llegarán tarde al colegio-sonreí y ella correspondió en agradecimiento. Baje al comedor al verme sola en el pasillo donde ya se encontraba una pequeña pelinegra.

–¡Rosie!-gritó Irene corriendo a mis brazos sujetándome de la cintura–Cl preparó tortitas de plátano con chocolate ¿te gustan?-sonreí y asentí enérgicamente, mamá también los preparaba para Joy y para mi, a Alice nunca le gustaron, decía que le daban dolor de pansa, mamá nos contó que el abuelo se las preparaba todos los sábados como una especie de celebración.

–¡Me encantan!-me doble besando sus mejillas y ella apretó las mías.

–Creo que nos vamos a poner celosos-bromeó Jennie con una fingida cara dolida, llegaba junto a Felix al comedor ya cambiados para el colegio.

–¡No Nini, yo también los quiero a ti, a Gatito y a Lili-avanzó hasta ellos dándoles un abrazo de oso a ambos.

–Bueno niños, sientense a desayunar que se les hará tarde-hable proporcionándoles pequeños empujoncitos en dirección a la mesa.

–No podemos empezar a desayunar sin mi hermana, es una regla-comentó Felix cuando ya estábamos todos sentados, lo miré y fruncí el ceño ante la regla tan estúpida y negué.

–Cóman, yo me haré responsable, si quiere desayunar con todos que se levante más temprano-centencié y todos atacamos el plato, delicioso se queda corto para describir esto, esa mujer tiene manos de ángel.

–¡¿Qué pasa aquí?¿Acaso no conocen las reglas?!-gritó nada más hacer acto de aparición, bufé y me levanté de la silla encarándola, sus oscuros orbes se clavaron en mi y por un momento sentí miedo, pero recordé como nos trató hace unos segundos y mi cuerpo se llenó de rabia y adrenalina.

–Claro que las conocemos y muy bien, pero si quieres desayunar con todos levántate más temprano, los niños no pueden llegar tarde a la escuela-contesté y sus ojos ardieron en ira.

–¡Tú no me dirás que hacer o como tratar a mi familia ¿me entiendes? En esta casa mando yo te guste o no así que obedece o paga las consecuencias!-exasperó agarrándome fuerte del brazo.

–Pues respondo ante mis actos, siempre lo he hecho y no me molestará hacerlo ahora también-la miré con dureza.

–Si encendemos una llama ahí algo explota, están que echan chispas-se escuchó una voz dulce y chillona a nuestras espaldas sacándonos de la pelea volviendo a la realidad, me soltó y se sentó en su lugar, ocupé el mío y terminé de comer, los niños se fueron con el chofer y Lalisa empezó a hacer llamadas de trabajo.

–Manoban, necesito ropa-comenté apretando los dientes, odio a esa mujer, si pudiera no le dirigiría la palabra en todo el tiempo que me resta de vida.

–Mandaré a alguien a comprarla-respondió sin mirarme aún entretenida en su celular.

–No necesito que me compres nada, yo ya tengo solo debo buscarla en mi casa-fruncí los labios, nunca, nunca aceptaría nada de ella, primero me muero.

–¡Muévete!-ordenó pasando por mi lado, ¡idiota!

Catty glance (Chaelisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora