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Llegué a la casa y me bajé corriendo entrando al despacho y tirando los papeles sobre el escritorio, quiero estar sola y encerrarme en mi cuarto a llorar hasta que los niños lleguen, quisiera hundirme entre mis sábanas y dormir hasta que no duela más, hasta que no sienta nada en absoluto.

–No quiero que me molestes más por hoy, ya revisaré los documentos mañana-me di la vuelta dispuesta a irme pero su voz me detuvo haciéndome voltear a verla.

–¿Qué ocurre?-inquirió rodeando la mesa para colocarse frente a mi, torcí mi cabeza y la miré agotada.

–¿Realmente te importa?-mi voz salió más rota de lo que hubiera querido y con ella salió también la primera lágrima–Mi hermana me odia por tu causa, mi padre me dijo que no me volviera a acercar a ellos porque yo ya no tenía familia, y ahora veo al que fue mi novio durante los últimos cuatro años y el que iba a ser mi esposo con otra mujer, tienen un bebé de casi un año, me estuvo engañando durante mucho tiem-po-y me derrumbé, frente a la persona con la que nunca imaginé hacerlo, me rodeó con sus brazos y me aferré a ella como si fuera la última gota de cordura que me quedaba, acarició mi espalda y lloré en su pecho hasta quedarme sin lágrimas, me sentí estúpida al mostrarme tan débil junto a la persona que más odio, pero me siento demaciado cansada incluso para ponerme de pie.

–Hay veces que es mejor saber la verdad aunque nos haga daño-al escuchar sus palabras lo entendí, había sido ella, por eso me mandó sola cuando nunca antes lo había hecho, quería que los viera. Me alejé de su cuerpo como si fuera el peor veneno existente y la miré con dureza.

–¡Tú lo sabías!¡¿es que acaso no te cansas de hacerme daño, o es que te divierte hacerlo?!-reclamé empujándola lejos de mi–¿¡te gusta lastimar a las personas!?¡Tenía razón, eres cruel y solo piensas en ti!¿¡Te pasó aunque sea un segundo por la mente pensar en lo que yo sentiría!?-las lágrimas volvieron a salir, me dolía hasta el alma pero también estaba molesta, Manoban es lo peor que me ha ocurrido, es la oscuridad a mi alrededor, es como una plaga que se va extendiendo y extendiendo hasta no dejar nada bueno con vida.

–Si en vez de mandarte allí para que lo vieras solo te lo decía ¿me hubieras creido?-su tono seguía saliendo suave, despreocupado, no pareciera que tuviera a una chica rota como yo dando alaridos frente a ella, parece de mármol, fría y dura.

–¡Claro que no!-asintió con la cabeza confirmando sus ideas y me dejó sola, caí de rodillas al darme cuenta de mi respuesta, Lalisa tenía razón, no le habría creído si hubiera sido ella la que me lo contase, no creería nada que saliera de su boca, abrazé mis rodillas presionando mi cabeza contra ellas, quiero desaparecer, olvidar que todo esto pasó, dejar de sentirme mal por tratar a Manoban de esa forma, dejarme de sentir culpable por algo que no tengo la culpa, si ella me hubiera tratado de una manera diferente tal vez creería en sus palabras, en sus gestos dulces sin tener que ponerme una coraza por si se le ocurriera hacerme daño.

¿Rosé, cariño?-su dulce voz llenó mis oidos haciendo latir fuerte mi corazón, estaba ahí, junto a mi, no me había dejado sola.

–Mamá, te extrañé muchísimo ¿por qué tardaste tanto?-gimoteé aferrándome a su cuello, no quiero que se vuelva a ir, quiero que esté conmigo siempre, que me acurruque en su pecho cuando estoy triste o me enfermo, que me arrope antes de dormir y deje un beso de buenas noches en mi frente.

–Princesa ¿acaso no te enseñé a ver más allá de las apariencias?¿a buscar esa bondad escondida en los corazones rotos? No te dejes llevar por lo que se ve desde afuera, busca en su interior y encontrarás lo que buscas, lo que siempre has buscado-acarició mi rostro con delicadeza mirándome directo a los ojos–Ahora despierta, Rosé despierta-Cherin se encontraba frente a mi al abrir los ojos, todo había sido un sueño, un método de mi subconsiente para aliviar el dolor, no me pasaba desde que era niña, en los primeros años después de que mi madre murieran eran tan frecuentes que creyeron que me había vuelto loca, incluso buscaron ayuda médica para tratarme–¿Está bien? Se quedó dormida en el sofá, los niños ya están por llegar, creí que le gustaría saberlo-sonrió y asentí frotándome los ojos.

–Muchas gracias Cl-me puse de pie y salí del despacho, lo último que recuerdo es estar en el suelo, no comprendo como llegué al sofá. Subí a mi habitación a darme una ducha y luego bajé a recibir a los pequeños, los ayudé con sus deberes y luego de bañarse comieron–¿Estás lista para el cuento princesa?-inquirí tapándola con la cobija y tomando asiento a su lado, afirmó con la cabeza–¿Donde nos quedamos?

–Me estabas contando sobre la bella damisela.

–La doncella creía haber encontrado a su verdadero amor en un humilde leñador del lugar, pero grande fue su sorpresa cuando este anunció su boda con la princesa de un país vecino, la muchacha quedó destrozada, lloró durante muchos días y noches hasta que no lo pudo soportar más y huyó de esa casa que le traía tan malos recuerdos, se adentró más y más en el bosque, la noche llegó y con ella el frío y la neblina imposibilitándole ver con claridad, caminó sin rumbo fijo hasta llegar a un gran muro que escondía un tenebroso palacio en su interior, mas el miedo a quedar desamparada fue más fuerte y la llevó a adentrarse en tan imponente edificación, tocó la puerta una, dos y tres veces pero nadie contestaba, lo volvió a intentar y esta vez se abrió como por arte de magia dándole la bienvenida a la que sería su huesped por mucho tiempo más-apartó algunos mechones de cabello de la frente de la pelinegra y dejó un beso ahí–Buenas noches.

Catty glance (Chaelisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora