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–¿Quién está listo para la historia?-pregunté mirando a los tres pequeños Irene a mi lado derecho y Jennie y Felix a mi izquierda acurrucados uno contra el otro.

–¡Yo, yo!-brincó la pelinegra levantando su mano, besé se frente y me acomodé mejor, estaba a punto de comenzar cuando un toque en la puerta me distrae de mi tarea, Lisa asoma su cabeza susurrando un sutil «¿puedo pasar?» dejando a todos atónitos y a mi más feliz que de costumbre–Claro, entra y acomódate-caminó con cuidado y levantó a la menor en sus brazos acostándose con ella arriba, muy lejos de molestarse la pequeña se acomodó mejor sobre su cuerpo–La doncella se estaba enamorando de la bestia sin darse cuenta, comenzó admirando lo que hacía, su firmeza, su fuerza, y el tiempo fue pasando y la bestia se fue mostrando cálida ante sus ojos, conoció su lado tierno, su lado humano y se dió cuenta de que solo estaba asustada, solo quería proteger a las personas que ama aunque eso le cueste su amor. Pero la muchacha le hizo entender que la mejor forma de cuidarlos es estando a su lado-los miré a todos con una sonrisa y los ojos cristalizados, quizás es porque estoy sensible pero la historia me recuerda mucho a la realidad.

–La bestia también se había enamorado de la doncella pero no sabía como actuar-la voz de la mayor me sorprendió y puedo jurar que no soy la única, y me asombró aún más que supiera la historia, escondes más cosas de las que imaginé Manoban–no tenía experiencia en cosas como el amor y tenía miedo de hacerle daño, de que su lado oscuro la consumiera a ella también, podía ser su única oportunidad para volver a ser humana, pero podría sacrificar eso con tal de que la doncella estuviera bien, porque la amaba-observamos a los pequeños dormir por unos minutos, me sorprende lo rápido que caen cuando comienza la historia, miré a Lisa encogiéndome de hombros, asintió con la cabeza y se levantó con Irene en sus brazos, salí de la cama y la volvió a dejar ahí tapándola con la manta, cargué a Felix y ella a Jennie, llevamos a cada uno a su habitación y los dejamos dormir–Esto te hará bien, no hay nada mejor que algo caliente después de un día tan agotador como el de hoy-me extendió una taza de chocolate caliente mientras ella bebía de la otra, la vista del jardín a través de los enormes ventanales es completamente hermosa.

–Oh, tiene leche-sonreí al probarlo, mamá lo hacía así porque era mi favorito.

–Es tu favorito-ella lo sabía, sabe cada uno de mis gustos y nunca me los ha preguntado ¿por qué me atraes tanto?¿por qué me haces sentir esto después de todo lo que ha pasado?¿por qué me enamoraste? Regresé mi vista al frente con ganas de llorar, siento que de alguna forma esto me sobrepasa, no tendría por que sentir esto y aún así lo siento, por más que me diga a mi misma que ella no es buena persona, que es mala para mi no puedo dejar de ver ese brillo en el fondo de sus ojos que me dice que es diferente a lo que muestra, que me dice que no me rinda, que es más que una mujer arrogante y fría, que esa es solo la superficie.

–No sabía que llorabas-comentó cuando la miré llevando una mano a mi rostro para secarlo, sentí mi piel arder bajo su toque, sentí como cada una de mis defensas y barreras caía directo a sus pies. Se acercó lentamente y cerré los ojos, sus labios impactaron con los míos con una calma casi tortuosa, son dulces y amargas debido al chocolate, son cálidos y suaves, son como me los imaginé y están causando más estragos en mi interior de lo que pensé.

–Deberíamos ir a dormir, el día nos agotó a las dos-la voz me salió más rota de lo que hubiera querido, Lalisa Manoban no es buena para mi salud mental, es como una de esas drogas a las que te haces adicto, esa es la descripción perfecta para ella, una droga potente capaz de paralizarte y hacer que tu corazón bombee sangre a velocidad extrema, es el bien y el mal, es blanco y negro mientras que los que estamos a su alrededor somos infinitas tonalidades de gris, es frío y calor, es todo y nada a la vez.

–Está bien, supongo que el tiroteo fue bastante acción para ti-sonrió sin ese toque de malicia que tiene siempre y aún así me dieron ganas de golpearla ¿como no se da cuenta que estoy así por ella y no por el maldito tiroteo?¿acaso no le da curiosidad saber algo sobre el beso que nos acabamos de dar?¿por qué lo correspondí?¿por qué no hablé al respecto?¡VAS A ACABAR CON MI MENTE LALISA MANOBAN!

–Me voy a mi habitación-anuncié dejando la taza en una de las mesitas de la sala y dirigiéndome a la escalera, mas me detuve cuando escuché se voz, más tranquila y suave que antes.

–Duerme realmente, no pienses tanto, pensar no solucionará tus problemas, solo las acciones pueden. Descansa preciosa-concluyó caminando a su despacho, suspiré y subí a la habitación, me di una ducha y me puse el pillama, el que ella me compró, quizás tenerla cerca de algún modo me ayude a no pensarla. Cambié de posición quien sabe cuantas veces y aún así no lograba conciliar el sueño, me levanté y miré por la ventana como tantas noches atrás, la luna estaba en cuarto creciente «esa que parece un platanito» dejando casi todo el trabajo de iluminación a los faroles repartidos por el jardín, solté el aire de mis pulmones apoyando mi frente en el cristal, nada de esto está bien, necesito sacarme todo este peso de encima o dudo que pueda volver a dormir con tranquilidad alguna vez, y sin pensarlo dos veces bajé las escaleras directo a su encuentro.

Catty glance (Chaelisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora