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–Súbete al auto-alegó entrando al asiento del conductor, respiré hondo buscando la calma pero su voz prepotente no me lo permitió–¡Qué te subas de una puta vez!-subí cerrando de un portazo y me cruzé de brazos mirando por la ventana como el auto se empezaba a mover a gran velocidad saliendo del condominio.

–¿A dónde vamos?-inquirí mirándola luego de unos minutos en la carretera, el silencio se hizo presente y bufé rodando los ojos–No sé ni para que te hablo-imbécil, es una imbécil de las grandes, que mujer tan irritante y malhumorada, no se merece la familia que tiene. Pasó media hora y el auto se detuvo dándome cuenta al instante en donde nos encontramos–Es mi casa-busqué su mirada pero solo encontré los vidrios oscuros de sus gafas y si expresión neutra, suspiré comenzando a caminar hacia la puerta, toqué el timbre y una Alice recién levantada me recibió, quedándose de piedra nada más verme–Hola-susurré, sus brazos me rodearon con desesperación dejándome sin aire.

–Rosie, pequeña estás aquí ¿estás bien?¿estás comiendo y durmiendo bien? Recuerda que tienes que comer o te puedes enfermar-habló atropelladamente sujetando mis mejillas, puse mis manos sobre las suyas para calmarla.

–Estoy bien no te preocupes. Vengo a buscar mi ropa, por suerte ya tenía hechas las maletas-me encogí de hombros.

–¡Acaba de una vez Roseanne que no tenemos todo el tiempo del mundo!-mandó recostándose al capó del carro.

–¡A eso íbamos!-contesté de mala gana y la expresión de mi hermana es de puro terror–¿Ocurre algo?-negó recobrando la compostura y alándome del brazo para que entrara–¿Cómo está papá?-pregunto subiendo las escaleras a su lado.

–Está mal, no deja de culparse por lo que te pasó, no ha salido de su habitación desde que entró ayer con tu peluche preferido, el que te regaló junto a mamá cuando cumpliste cinco años-¿como olvidarlo? es un oso panda con un cartel en su pancita «para la niña más hermosa, Rosie la pequeña princesa de mamá y papá» siempre lo llevaba a todas partes conmigo, incluso me lo llevaría para la luna de miel que nunca ocurrió–tengo miedo de que le ocurra algo ¿podrías hablar con él antes de irte? tal vez mejore cuando sepa que estás bien.

–Claro-acaricié su brazo para darle seguridad–Trataré de venir de vez en cuando porque no creo que el trabajo me permita venir seguido-hize una mueca, de solo imaginarme trabajando con Lalisa y verla todo el día me dan ganas de suicidarme, pero tengo que ser fuerte, superé cosas peores y no puedo dejar a esos niños solos con ella, no sabe cuidarlos y no es buena influencia para ellos, tal vez en un tiempo pueda llevármelos de ahí.

–¿Trabajarás para ella? Rosé que es lo que tienes que hacer, por favor dime que no será en uno de sus clubes por favor-suplicó de forma desesperada ¿de eso es que la conoce?¿ha frecuentado sus clubes?

–¿Has estado en ellos?-inquirí deteniéndome frente a la puerta de mi armario.

–Contéstame primero, te lo ruego ¿en qué trabajarás para ella?-tomó mis manos apretándolas entre las suyas.

–Seré su asistente Alice, con mucha suerte no me acercaré nunca a esos lugares. Ahora respóndeme tú ¿de eso es que la conoces? porque hasta yo noté la forma tan familiar en las que le habló a ti y a Joy-me cruzé de brazos mirándola con la ceja alzada.

–Sí Roseanne, la conocí en el bar de uno de sus clubes, intenté llevármela a la cama pero me rechazó y fue cuando me enteré que es la dueña de esos lugares-contestó a la defensiva evadiendo mi mirada, la conosco demaciado bien y esa forma de actuar solo significa una cosa..

–¿Te gusta Manoban?-clavó sus ojos en mi y confirmé mis sospechas–te gusta Manoban-afirmé sentándome en el borde de la cama con la cabeza entre mis manos–Aléjate de ella, esta vez soy yo la que te lo pide de favor, ella no es buena, estoy segura de que tiene negocios sucios, es una persona arrogante y ni siquiera le presta atención a sus hermanos, olvídate de ella Alice, te lo pido-rogué sosteniéndola de las mejillas pero solo se apartó mirándome enojada.

–Eso lo dices porque vives con ella, puedes verla todos los días, estar con sus hermanos, comer en su mesa, lo que te pasa es que la quieres solo para ti-alegó señalándome con el dedo.

–¿Te estás escuchando? Si pudiera me largara ahora mismo de su casa, me tiene ahí a la fuerza, yo no quiero verla, no quiero compartir la mesa con ella, si pudiera la borrara completamente de mi vida-centencié con la respiración agitada.

–¡Sé que mientes para confundirme, la quieres solo para ti, siempre fuiste una egoísta, nuestros padres siempre te daban lo mejor a ti, los mejores regalos, las mejores fiestas de cumpleaños, siempre fuiste su primcesa ¿y yo qué? a mi siempre me dejaban de lado, tú eras la preferida-gritó llorando de la rabia, nunca imaginé que mi hermana tuviera esa opinión de mi, que algún día me hablaría con tanto odio–te olvidaste muy rápido de Sehun, que bueno que el tenía una opción alternativa con...!-se calló de golpe al darse cuenta de lo que estaba a punto de decir, ladeé mi cabeza intentando terminar la oración pero no lo conseguí y antes de poder preguntarle salió de la habitación dejando solo el estruendoso sonido de la puerta al cerrarse, suspiré y abrí el closet sacando las maletas que había en su interior, cogí el celular de la mesita de noche y lo guardé en un bolso que me coloqué seguidamente en el hombro, bajé las cosas con cuidado dejándolas en la sala, busqué a Alice pero no la encontré en ningún lugar de la casa, volví a suspirar y subí a la habitación de papá, tal vez con él me vaya mejor.

Catty glance (Chaelisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora