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–Confía en mi, te sacaré de aquí-asentí conteniendo la respiración, esto será muy arriesgado, mucho más de lo que me gustaría admitir; me ayudó a salir por la ventana hasta que logré acomodarme sobre la escalera, aguantándola desde abajo se encuentra Jungkook que me saludó nada más verme, le correspondí con la misma emoción y una señal de Lisa indicándonos que no hiciéramos ruido y que comenzara a bajar interrumpieron nuestro reencuentro. Cuando mis pies tocaron el césped mi novia recorrió el mismo trayecto que yo hasta estar a nuestro lado.

–Lis, hay hombres armados en todas las esquinas de la mansión, ¿cómo saldremos de aquí?-susurré después de que ella hubicara mi cuerpo detrás del suyo. Que esté en primera línea la hace un blanco más fácil de matar y eso no lo puedo permitir, ya han habido suficientes muertes a mi alrededor, no toleraré ni una más. Tiré de su brazo hacia atrás dejándome está vez por delante; una suave risa que intentó cubrir con la mano inundó el ambiente volviéndolo aún más pesado.

–Tranquila cariño, ya nos encargamos de eso cuando llegamos-habló dándole un leve apretón a nuestras manos entrelazadas. Pude comprobar sus palabras al llegar al portón principal, los cuerpos de los cinco guardias están tendidos en el suelo ¿muertos?–No te preocupes, solo están inconscientes, utilizamos pistolas eléctricas-comentó para tranquilizarme, me fijé un poco mejor en los hombres uniformados y pude apreciar el movimiento de sus cuerpos al respirar lo cual relajó cada uno de mis músculos, aunque no supe en cuál de todos los momentos de tensión se contrageron. Caminamos hasta unas casas un tanto alejadas donde un vehículo nos esperaba.

–Los menores ya están donde pidió, están los tres a salvo y con vigilancia de máxima seguridad las veinticuatro horas, ahí no entrará nadie sin ser aniquilado primero-informó Namjeon cuando cerramos la puerta del coche, mi acompañante asintió satisfecha y se recostó en mi hombro dejando caricias circulares en mi muslo–Es maravilloso tenerte de vuelta Rosé, mi querida jefa ha estado insoportable en estos días-cambió su expresión de una neutra y profesional a una amable y familiar; entendió su mano, la cual apreté en señal de agradecimiento, si no fuera por ellos yo aún seguiría encerrada en esa habitación, presa de un monstruo.

Salimos del condominio y anduvimos sin parar por alrededor de cuarenta y cinco minutos aproximadamente. Al detenernos la pelinegra y yo cambiamos de auto despidiéndonos de los chicos. No supe lo cansada que me encontraba hasta que cerré mis ojos y los volví a abrir en un lugar completamente diferente, no sé dónde estamos ni como llegamos aquí; lo único que veo es bosque, bosque y más bosque alrededor de una cabaña bastante linda, rústica, pero a la vez elegante.

–Mi amor, no quería despertarte-me acarició el rostro uniendo sus labios con los míos de una forma paciente y delicada, como si fuera un objeto del vidrio más frágil, o como agua que se le escaparía de las manos. Suspiré en medio del beso al sentir a nuestras lenguas rozarce en un encuentro efímero, pero que provocó sensaciones como si hubiera sido eterno–¿Tienes energía para caminar?-negué bostezando al mismo tiempo que restregaba mis ojos; mi novia rió cargándome en sus brazos como una bebé, rodeé su cuello y sus caderas con mi cuerpo y rocosté mi cabeza en su hombro hundiendo la nariz en el hueco de su cuello relajándome de manera inmediata. Caminó hasta la casa y se adentró en ella pasando por varias habitaciones en dirección a la principal en el segundo piso, entramos y cuando fue a dejarme sobre la cama me aferré a su cuerpo arrastrándola conmigo.

Ella se removió intentando levantarse, mas reforcé mi agarre a su alrededor negando repetidas veces sin pronunciar palabra o abrir los ojos, hace días que no logro descansar bien y mi cuerpo lo ha estado sufriendo como si fueran años, la añoranza de Lisa, de su aroma, de su voz, de su calor tenía a mi corazón dividido en dos, entre lo que quería y lo que sería mejor, porque soy enteramente consciente de que al escapar nos metimos en un gran problema, para ambas y para todos los que nos ayudaron o están cerca de nosotros, todos corremos un gran peligro.

Bufé besando sus labios con desesperación, la deseo, la deseo tanto que no me puedo contener, necesito sentir su piel acariciando la mía como suele hacerlo, saber que esto es real y no un cruel sueño derivado de la locura que comenzaba a consumirme. Porque si de algo estoy segura es de que Lalisa Manoban es mi felicidad, y en estos días que estuvimos lejos lo confirmé, puedo vivir sin ella, pero no quiero hacerlo. Jadeé en medio del beso al sentir su tacto frío sobre mi cintura descubierta, mi cuerpo pide por el suyo, por su toque para nada inocente, por sus gemidos inundando la habitación hasta llegar al éxtasis, pide todo de ella, y yo no pienso negárselo.

–Lisa-gimoteé al separarnos con los ojos cerrados inundados en lágrimas, han sido demasiadas emociones en los últimos días, demasiadas para procesarlas con normalidad, y ahora es que me están pasando factura, de estar jodidamente caliente y excitada, pasé a ser un manojo de nervios nostálgico llorando por algo que ni siquiera entiendía.

–Rosé, tengo que ir a comprar algunas cosas que necesitamos-su voz aterciopelada se coló en mis oídos acompañada de leves caricias en mi mejilla, besé la palma de su mano sin soltarla empujándonos hasta cambiar de posición terminando conmigo encima. Recosté mi cabeza en su pecho respirando tranquilamente, eso fue suficiente para que mi llanto cesara y mi sistema vital pidiera una tregua.

–Quédate conmigo Lili, te extrañé mucho-murmuré adormilada dejándome llevar por el sonido pausado de sus latidos, una especie de cosquilleo se entendió desde mis extremidades hasta mi estómago relajándome por completo.

–Yo también te extrañé mi amor, no dejaré que te vuelvan a arrancar de mi lado, lo prometo.

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Catty glance (Chaelisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora